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- Significado del nombre 'Abel' - Fragil, efímero, pasajero

Gabriel me sujetaba por el brazo. Adán observaba la escena mientras acariciaba mi cara y limpiaba mis lágrimas:

- ¿E-embarazada?

El sonrió resplandeciente y orgulloso, parecía complacido, mientras yo lloraba desconsolada:

- ¡No! No puedo estar embarazada... Como... ¿Cómo cuidaré a mi hijo? No... Es demasiado pronto... Dejadme hablar con padre

Gabriel y Adán se miraron entre sí. Yo palpé la zona de mi vientre bajo, angustiada. No, no podía ser madre, no aún, no cuando me quedaban tantas cosas por descubrir, tantas libertades por conseguir:

- Eva, mi amor, ¿No estás feliz? Vamos a ser una familia - Adán me abrazó - deberías estar agradecida con padre, esto es un regalo.

Recuerdo la noche que pasamos después de hacer el amor. Yo agarran su mano entre las mías y el besaba mi frente y me repetía que me amaba, yo miraba las estrellas:

- ¿Crees que hay algo más allá del Edén? - le pregunté

Él palideció y se colocó encima mía acariciando su rostro estre sus manos, era cálido, a diferencia de Luzbel que sus manos siempre eran frías:

- ¿Por qué querrías saberlo? ¿No eres feliz aquí conmigo?

Mi corazón se encogió y besé su frente, el dejó caer su rostro en mi pecho y me abrazó por la cintura:

- Voy a seguirte vayas donde vayas Eva, no te dejaré sola

Lo aparté con fuerza haciendo que cayese al suelo, sus ojos estaban muy abiertos. Él no me comprendía, nunca lo hizo:

- ¡Lo sabías! ¡Sabías que quedaría embarazada! ¿Esto era lo que querias verdad? ¡Querías atarme a ti! Eres egoísta Adán ¿porqué? Yo te amo Adán... Eres horrible ¿Alguna vez te ha preocupado alguien más que tú?

Sus ojos parecían desorbitados, había algo en él, algo que sabía que yo jamás iba a curar, una herida profunda. Apretó mi rostro entre sus manos haciendo que mis mejillas se estrujasen:

- Así nunca me vas a dejar Eva, ¿Me oyes? No tienes permitido dejarme, eres la madre de nuestro hijo - tocó mi vientre mientras yo lloraba en su pecho - no llores cariño, seremos muy felices, padre me dió su bendición

- ¿Por qué? ¿Por qué no me preguntó padre si quería ser madre? fui hecha para ti... ¿Que valgo yo como persona Adán? ¡Por qué padre no me habla! ¡Por qué nunca me respondes!

Gabriel abrió los ojos y apartó la mirada, no parecía querer darme una contestación. Adán por otro lado parecía simplemente no escucharme, me abrazaba y susurraba que todo estaría bien que nunca me dejaría.

- Abel, su nombre será Abel - me dijo

En ese momento lo comprendi, comprendí que la primera vez que una mujer sangra, no es entre sus piernas, si no al morderse la lengua.

Volví a empujarlo y corrí hacia el bosque, Adán hizo ademán de seguirme, pero fue detenido por Gabriel. Comencé a buscar a Luzbel, él era el único que entendía mi sufrimiento, que me daba consuelo. Adán tenía razón, ahora que iba a ser madre mis posibilidades de escapar eran nulas ¿Y si nunca conseguiría las respuestas que quería? . No sabía que había más allá, más allá del Edén o porque padre ignoraba mis súplicas y lamentos. No, no quería que mi hijo naciese allí, no con una madre que se sentía débil e insegura. No con leyes celestiales que le obligaban a comportarse y una entidad divina que no lo escuchaba.

Quería a Adán, pero había algo por encima de mi amor por él, algo que me impedía amarlo. Mi libertad.

Tras varias horas llegué el estanque de patos donde días antes estuve con Luzbel. Me senté a la orilla y el pequeño polluelo de cisne que siempre me había ignorado se acercó a mí, posándose en mis piernas. Lloré desconsolada. No había ni rastro de Luzbel y nadie parecía escucharme o darme una respuesta sólida. Gabriel me dijo una vez que así era como funcionaba el Edén, el cielo. Que mi destino había sido sellado mucho antes de que fuese creada.

El polluelo restregaba su suave pelaje contra mi pierna. Lo tomé entre mis manos, se parecía a él, a Luzbel. Un pequeño cisne. Sonreí para mí misma.

Levanté la mirada y observe una vez más el manzano, parecía estar ahí para mí cada vez que las dudas me atormentaban.

Padre nos prohibió comer el fruto ¿Por qué? ¿Que tenía el fruto? ¿Podría hablar con la serpiente?

Dejé al polluelo en el estanque, antes de irme el atrapó la tela de mi vestido en su pico. Como si quisiese alejarme del árbol. Acaricié su pequeña cabecita y seguí andando.

Llegué al árbol y la serpiente apareció enroscada en una de sus ramas, me miraba como si hubiese estado esperando que llegase.

Mi cuerpo se calentó y la observe desde la altura que me proporcionaba algunas de las raíces prominentes del árbol:

- L-luzbel... Así que eras tú.

La serpiente poco a poco fue tomando la forma del angel hasta transformarse completamente.

- Así que lo sabías

- Mi cuerpo reacciona a tu presencia - hubo unos segundos de silencio - ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me dijiste que estaba embarazada?

Mis ojos de aguaron de nuevo, Luzbel me abrazó fuertemente y acarició mi cabeza. Trate de apartarlo, me sentía débil y sola. El ángel agarró una manzana del árbol. Sus ojos eran oscuros, su mirada letal:

- Lo siento Eva, dime... ¿Quieres escapar? ¿Quieres que escapemos juntos?

Eva ll (Hazbin Hotel) Where stories live. Discover now