2. LA NOSTALGIA ES UNA MIERDA

1.5K 79 3
                                    

MARTIN

Sentí una mano posarse sobre mi hombro derecho, sacándome de mis pensamientos.

-¿Martin? -una voz conocida me hizo girar sobre mi mismo para mirarla. -Joder, Martin, cuánto tiempo amor. -Denna me mostraba sus ojos achinados provocados por su gran sonrisa. -¿Desde cuando fumas? Creía que lo odiabas.

-Bueno, ha pasado mucho tiempo... -sonreí como pude antes de juntarnos en un fuerte abrazo que me hizo viajar en el tiempo.

Dejé de tener contacto con Denna a la misma vez que lo corté todo con Juanjo. No la culpo, entendía que era mas su amiga que la mia, pero eché de menos nuestros planes de baile en cualquier garito. Ella era de las pocas que sabia bailar, y cuando lo hacíamos juntos mi corazón se sentía como en casa. Ahora, por mucho que me doliese, verla era como volver a tenerle delante a él, y no me gustaba para nada.

-¿Estás...bien?

-No sabía que actuaba. -Le dije mirando al suelo mientras le daba una calada al cigarro. -Me ha pillado de sorpresa, asi que ahora mismo no sé como estoy.

Asintió comprensiva.

-Ha pasado mucho tiempo Martin, el grupo volverá a quedar dentro de poco y estaría bien que no hubiese malos rollos. Sois mayores ya.

-Lo sé, pero es complicado. -No quería discutir con ella. -¿Él...está bien? -pregunté después de una pequeña pausa, mirándola a los ojos por primera vez. Realmente me importaba su respuesta.

-Está mucho mejor.

-Lo he visto más delgado, Denna. Mucho. -Le dije con clara preocupación esperando una explicación.

-Si. -Suspiró. - No han sido sus mejores años, pero como te digo va para mejor. Poco a poco.

Asentí insatisfecho.

-Pero tu estas igual de guapo que siempre, Martin, es que es increíble la cara que tienes. -Sonreí avergonzado. -Aunque se te nota mas mayor, mas maduro. Tu mirada es diferente.

Y razón no le faltaba, maduré diez años mentales después de dejarlo con Juanjo. Aprendí a cocinar, a estar solo y no sentirme mal por ello, y a gestionar mil y una noches de ataques de ansiedad sin llamar a nadie.

-Es que hace mucho que no nos vemos.

-Dos años y algo, ¿no?

-Dos años y cuatro meses. -Aclaré con más rapidez de la que me hubiese gustado.

Sonrió apenada, dándose cuenta de que llevaba la cuenta. Yo tampoco me habia parado a pensar que la llevaba hasta ahora, y no me hizo gracia.

-Bueno...¿has venido solo?

-No, está Rus dentro.

-¡Ay, qué ilusión! -Exclamó dando pequeños saltitos y juntando las palmas de sus manos en forma de aplausos. -Vamos, que quiero saludarla.

Suspiré profundo cuando me di cuenta de que no le habia preguntado como estaba ella, pero ya era tarde.

Me imaginé lo que me encontraría al entrar e intenté prepararme mentalmente para ello. Pero se giró hacia mi justo antes de pasar la puerta, haciendo que me parase en seco.

-Me alegro mucho de verte, Pumuki. -Acarició maternalmente mi cara unos segundos, y sonreí con pena ante los recuerdos que evocaba aquel mote.

...

JUANJO

Estaba en el camerino, con ambas manos apoyadas en el tocador y mi cabeza escondida entre mis brazos. Hay mil salas de conciertos en Madrid, y tenia que actuar en la misma a la que Martin habia decidido venir esta noche. Las lágrimas amenazaron con salir a borbotones de mis ojos fruto del agobio que estaba experimentando, asi que agarré la botella de tequila que Lara siempre tenia consigo, escondida debajo del perchero de los trajes y me obligué a darle un trago. Me moria de ganas de fumarme un cigarro, pero llevaba cuatro meses limpio y no quería mandarlo todo a la mierda ahora. Ya se me pasaría el mal rato.

La constante del cambio -juantinWhere stories live. Discover now