7. LA DEGRADACION DE LA COMUNICACION

1.5K 95 6
                                    

(Dos años y cuatro meses atrás, minutos antes de la ruptura.)

MARTIN

Ya eran pasadas las cuatro de la madrugada cuando escuché el sonido de las llaves abriendo la puerta. No habia podido dormir, Juanjo habia salido con unos compañeros de su nuevo trabajo en un pub del centro a las ocho de la tarde, y tras decirme tres horas después que "a lo mejor llegaba tarde" no volvió a contestar mis mensajes. Evidentemente cuando el reloj marcó más de las dos de la mañana empecé a preocuparme, asi que le llamé por lo menos treinta veces, pero nunca obtuve una respuesta.

No tenía el número de ninguno de sus compañeros, tampoco vi la necesidad de pedírselo, era su vida y no quería atosigarle, puesto que yo también tenia mis cosas aparte. Tampoco hacía falta compartir todo, menos en temas laborales. Pero en ese momento me arrepentí de no haberle pedido el contacto de, por lo menos, uno de ellos. Era por pura seguridad.

-MARTIN -gritó desde el salón. -Estoy en casa.

-Juanjo, baja la voz, son las cuatro de la mañana. -Le susurré mientras corria desde nuestra habitacion para cerrar la puerta.

-Perdoooonn. -arrastraba las palabras y chocaba con cada cosa que encontraba en su camino.

-Joder, Juanjo. -me quejé, molesto, pasándole el brazo por la cintura para agarrarle.

-¿Te he dicho alguna vez que tus pestañas me vuelven completamente loco? -preguntó tirando de ellas sin ningún cuidado, provocando que echase la cabeza hacia atrás, apartándolo. -Qué borde, hijo.

-¿Has venido solo? -pregunté arrastrándolo como pude al baño para darle una ducha. No me respondió. -Necesito que pongas de tu parte, no te puedo llevar como un peso muerto. -Espeté seco.

-Vale, vale... -dijo irguiéndose con dificultad, pero lo necesario como para avanzar más rápido.

-Va, métete dentro. -Le ordené ayudándole a entrar en la ducha. No me molesté en quitarle la ropa, asi se le pasaría antes.

Y me encantaria decir que no lo sabía por experiencia, pero no seria verdad. No era la primera vez que hacía esto en los últimos meses. 

Abrí la llave y ahogó un pequeño grito cuando empezó a mojarle.

-Está fría, Martin. -Hizo un puchero y rodé los ojos. -¿Te metes conmigo y la calentamos? -preguntó sonriendo ladinamente.

En cualquier otra situación me hubiese derretido con ese comentario, pero ahora estaba realmente molesto, asi que bufé un seco "no" como respuesta para hacerle ver que no estaba de broma, y por suerte no volvió a hablar.

Poco a poco fue recobrando un poco de conciencia, cuando el frío del agua empezó a hacer efecto y se calmó un poco.

-¿Mejor?

Seguía sentado en el plató de la ducha, abrazando sus piernas, con las rodillas cotra su pecho.

-Mejor. -Contestó.

-Voy a traerte ropa seca. Por favor, -enfaticé -no te muevas.

Tras cambiarse le sequé el pelo sin mirarle en ningún momento a los ojos. Después lo acosté en la cama y tras arroparle, me tumbé a su lado y por fin pude dormir.

A la mañana siguiente cuando me desperté, extendí la mano aun con los ojos cerrados, y al no notar a Juanjo el pulso se me aceleró. Tal y como estaba, solamente en calzoncillos, me levanté rápido de la cama, provocando un pequeño mareo por la velocidad y prácticamente corrí a buscarle.

La constante del cambio -juantinWhere stories live. Discover now