16. NUEVO REFUGIO PARA PODER ESPERAR

1.6K 94 22
                                    

MARTIN

Había sido el mes más largo de mi vida, pero no me pesaba tanto como los años que estuve sin él. De alguna forma sabía que lo que sentíamos era mucho más fuerte que la tristeza o el resentimiento, y aunque todo parecía ir en mi contra, seguía confiando en que algún día me levantaría y vería su nombre en la pantalla de mi móvil. Y me obligaba a creérmelo para apaciguar mi miedo de que no pasase.

Se volvió rutina pasar por nuestra cafetería y pedir su café, que llevaba una cantidad insana de azúcar para mi gusto. Honestamente, me daba igual, me lo bebía de todas formas. También hice un gran esfuerzo por mejorar en la cocina, para que cuando nos volviésemos a encontrar, pudiese sorprenderle con una cena que no supiera a suela de zapato. Y, lo más importante, me obligué a escuchar GOK, ya aguantaba más de un minuto y medio sin tener que quitarla.

Además, cotilleé su Instagram y sabía que estaba fuera de Madrid, dando bolos por su ciudad y visitando a su familia, asi que contaba con la seguridad de que no me lo encontraría de casualidad por la zona. Sabía casi con seguridad que se habia ido a posta para no tener que verme. Y lejos de tomármelo como algo malo, lo acepté como parte de su proceso.

Habia quedado con Rus y Kiki para tomarnos algo antes de empezar mi nueva gira, esta vez con mi compañía de teatro. Decidí dejar los conciertos en solitario porque no podía más con el cansancio, y aunque dejase un poco descuidados a mis compañeros en su momento, no tardaron en buscarme un papel en su obra e invitarme a dar la vuelta a España con ellos. Les debía absolutamente todo. Era también una forma maravillosa de tener ocupada mi mente.

El único amor que podía compararse con el que sentía por Juanjo, era el amor por el arte. Siempre les vi cierto parecido, ambos eran dignos de admirar y ambos me hacían sentir en paz, como en casa.

Llegué tarde, como de costumbre, y ambas ya estaban sentadas con dos tintos de verano, lo que parecía un nestie que había perdido su color marrón intenso (culpa de los hielos derretidos) y unas aceitunas.

-¡Chicas! -grité a modo de saludo, agitando la mano, y me senté en la única silla que quedaba libre.

-Marts...qué guapo estás. -Me piropeó Kiki. -Te hemos pedido un nestie...o lo que sea en lo que se haya convertido eso. -Dijo señalando mi vaso con cara de asco.

Le sonreí a modo de agradecimiento.

-Pues si, estas con más luz. -Estuvo de acuerdo Rus. -Por fin te da un rayito de sol en la cara, que ya te hacía falta. Estabas empezando a ponerte amarillo.

Ya...es que habia pasado unos cuantos días de bajón encerrado en mi habitación. Que lo estuviese llevando mejor de lo creía no quería decir que lo llevase bien. Estar son él nunca podría ser sinónimo de estar bien.

-¿Cómo te sientes? You know...

-Puedes decir su nombre Kiki, no es Voldemort. -Rio y le dio un sorbo a su bebida. -Pues bien, la verdad. Sorprendentemente bien. -Y fui completamente sincero. -Tengo mis bajones, pero me siento muy positivo.

-Martin...-Rus se rascó la frente y supe lo que iba a decir, lo repetía cada vez que nos veiamos. -No te hagas ilusiones, por favor. Creo que ya has sufrido bastante como para llevarte otra decepción.

Quería mucho a Rus, pero su negatividad con el tema de Juanjo me pesaba un poco. A lo mejor debería hacerle caso, pero algo dentro de mi gritaba que no tenia razón, ni un poco.

-Ya lo hemos hablado, Rus. Mi instinto me dice que esta vez no será igual, y nunca falla. Además, solo ha pasado un mes.

Asintió, dándose por vencida y se metió una aceituna en la boca.

La constante del cambio -juantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora