All Hail The Dark King

Capítulo 8

13 de Octubre de 1991, Prisión de Azkaban

Azkaban era, por mucho, el peor lugar de Inglaterra, y eso decía mucho para Severus, dado que él había vivido toda su vida en Cokeworth, un lugar dejado de la mano de Dios. El viento aullaba y era tan frío que calaba los huesos del adusto profesor. Pero estaba aquí por un buen motivo: Sirius Black.

Mientras los hechizos a los muggles habían sido una buena contramedida al abuso sufrido en la persona de Harry, el chico necesitaría vivir también con alguien que le mostrara afecto genuino. En algún punto pensó en incluir a los Weasley como figuras paternas, pero eran demasiado Gryffindors, y no quería que la infatuación de Ginevra aumentara más de lo que ya estaba, definitivamente no la quería cerca de Harry. Al menos, hasta que encontrara al candidato matrimonial perfecto para ella y sus padres hubieran firmado el contrato.

Por ahora, sus opciones estaban en tres de los nuevos Gryffindors varones y quizás en su nuevo Slytherin Neville. Cualquiera de los otros no se adaptaría a la educación que recibió la niña, y necesitaba a alguien de recursos que le diera la vida que soñó desde que tuvo consciencia, pero que la aterrizara en la tierra y le permitiera hacer una carrera que de verdad le gustara.

Severus entonces pensó en su pequeño y en la vida que estaba llevando ahora, mientras la barca que rentó iba haciendo lo posible por no volcarse al tiempo que avanzaba hacia la construcción ominosa que se alzaba cada vez más cercana en el horizonte. Harry lo estaba haciendo tan bien, se le veía feliz y la desnutrición sufrida con su familia muggle estaba apenas registrada en su organismo. Al final del año escolar, alcanzaría los mismos niveles que los demás niños.

La barca por fin llegó al lugar y Severus le indico al barquero que lo esperara, tardaría apenas una hora en hablar con el perro antes de poner en marcha su plan si es que Black aceptaba su parte del trato.

Severus se Desilusionó y entro tan fácil en la fortaleza, como si hubiera sido apenas una mosca volando a una pared. Los Dementores no lo registraron, ya que Severus puso sus peores recuerdos a la vanguardia de su mente y los Dementores se sintieron repelidos por él. No era para menos, estaba recordando la muerte de Harry en el futuro y sus peores momentos de la Guerra de los Herederos.

Como fuera, logró avanzar rápidamente hasta la celda del perro y se encontró a su antiguo enemigo como lo había deseado hace años: derrotado. Del hombre orgulloso y déspota, no quedaba ni una sombra. Severus uso un hechizo oscuro aprendido en el futuro y entró atravesando el metal de los barrotes de la celda para luego levantar el hechizo Desilusionador de él.

Por eso, Sirius Black se sorprendió cuando observó a su antiguo némesis escolar, sonriéndole como si fuera el día de navidad y él estuviera atado de pies y manos, a merced de su voluntad.

—Black—Severus observó al hombre encogerse y tuvo que aceptar que de verdad disfrutaba ver al hombre sufrir, por lo que tuvo que recordarse a Harry y la razón para venir a este tiempo. Severus suspiró—Levántate Black, no hay honor en patear a un hombre caído—.

Black, se levantó como pudo de aquel infame catre que no lo querría ni un pordiosero y se paró con orgullo ante Severus, con la mirada determinada y penetrante. ¡Ese era el Black que conocía y odiaba con gusto! Y también, el hombre que Harry necesitaría para vivir feliz.

—¿Qué quieres Snape? ¿Vienes a regodearte de mi suerte? —Le dijo con sorna el acabado hombre.

—Un poco, sí, pero principalmente vengo a ofrecerte un trato—Dijo Severus, con voz aburrida y paseándose por el lugar, mirando con desdén las paredes de piedra. Azkaban era la misma ruina gris y vacía de alma que recordaba de su breve "estancia" en ella. Era sorprendente que hubiera tal secreto dentro de la prisión pero debía esperar a obtener ciertas cosas y la mayoría de los horrocruxes antes de revelarlo al mundo.