Siempre fue ella (Harry Potter y tú) [Cuarto año]

25. Última Opción

──⚡❆ 𝙷𝚊𝚛𝚛𝚢 ❆⚡──

Admito que aún no había invitado a Cho al baile. Ron y yo nos estábamos poniendo muy nerviosos aunque, si Ron no conseguía pareja haría tanto ridículo como yo, porque se suponía que tenía que abrir el baile con los demás campeones.

—Supongo que siempre quedará Myrtle la Llorona —comente en tono lúgubre

—Tendremos que hacer de tripas corazón, Harry —dijo Ron el viernes por la mañana — Antes de que volvamos esta noche a la sala común, tenemos que haber conseguido pareja, ¿vale?

—Eh... vale —asentí

Pero cada vez que miré a Cho aquel día estaba rodeada de amigas. ¿Es que no iba sola a ninguna parte? ¿Podría pillarla por sorpresa de camino a los servicios? Pero no, también a los servicios iba acompañada de una escolta de cuatro o cinco chicas. Aunque, si no me daba prisa, se adelantaría algún otro.

Admito que me costó concentrarme en el examen de antídotos, y por eso se olvidó de añadir el ingrediente principal, por lo que Snape me puso un cero. Pero por mi parte, estaba demasiado absorto reuniendo valor. Cuando sonó la campana, tome la mochila y salí corriendo de la mazmorra.

—Nos vemos en la cena —les grite a los chicos y camine escaleras arriba.

Sólo tendría que preguntarle a Cho si podía hablar con ella, eso era todo... me apresuré por los corredores en su busca, y sin más, la encontré saliendo de una clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—Eh... Cho... ¿Podría hablar un momento contigo? —en ese momento varias chicas comenzaron a soltar varias risitas tontas

—Claro —dijo y me siguió adonde no podían oírlos sus compañeras de clase.

—Eh... —balbucee

No podía pedírselo. No podía. Pero tenía que hacerlo. Cho lo miraba, y parecía desconcertada y si, se me trabó la lengua

—¿Quieresveviralmailecombigo?

—¿Cómo? —cuestionó extrañada Cho

—¿Que... querrías venir al baile conmigo? —le pregunté algo vergonzoso. ¿Por qué tenía que ponerme rojo? ¿Por qué?

—¡Ah! —exclamó la chica enfrente de mi, y se puso roja también —¡Ah, Harry, lo siento muchísimo! —Y parecía verdad —Ya me he comprometido con otro.

—¡Ah! —dije sin más —Bueno, no te preocupes...

—Lo siento muchísimo —repitió de nuevo algo triste

—No pasa nada —nos quedamos mirándonos un instante algo incómodos

—Bueno...

—Sí... —conteste estúpidamente