-9-

17 3 0
                                    


Hay algo nuevo en lo que Midoriya ha reparado en Bakugou.

Sus horas de sueño han aumentando.

Desde que han empezado a dormir juntos al Rey ya no le atacan las pesadillas, o no al menos tanto como antes. Tiene fuertes despertares bañado en sudor pero recupera el sueño con rapidez en cuanto Midoriya le seca la frente, el cuello y le canta una nana que hunde al soberano en un profundo sueño apacible.

No sabe si es debido a que cada noche le hace beber un vaso de leche caliente con un poco de miel o se debe a que está su lado.

"¡No seas tan egoísta, Izuku! ¡Ni tan presuntuoso! El Rey no duerme porque duerma abrazado a ti, duerme mejor porque son muchas horas las que caminamos, debe estar exhausto, cansado, agotado. Es por eso, y no por ti. Deja de buscar señales donde no las hay, y por mucho que diga que le gustáis o juguetee o sea un seductor y reclame tu atención. No te ve como tú le ves a él..."

Se repite cada mañana nada más despertar entre sus brazos.

Y se siente mal por pensarlo, por desearle y también por no ser correspondido...

"Nunca seré capaz de alcanzarle ni de caminar como iguales pues yo soy un simple médico y él... Él es el Rey, y no solo eso nos diferencia. Él es un beta, yo un omega, y los omegas solo existimos por y para los alfas..."

****

-¿Izuku?

El peliverde tiene la mirada perdida dirección contraria a la pronta a tomar.

-¿Os encontráis bien? – Bakugou utiliza su mano para bloquear los rayos del sol al rostro pecoso de Midoriya que poco a poco va tomando un tono más tostado.

-Mi hogar está tomando este camino.- su sonrisa refleja nostalgia – Sentirme tan cerca y a la vez tan lejos – guarda silencio – me produce congoja.

Bakugou se inclina buscando sus esmeraldas esperando por verlas brillar debido a las lágrimas pero siguen igual de bonitos y secos que siempre.

-¿Proseguimos?

Midoriya da la espalda con paso decidido.

-¿Cuándo fue la última vez que regresasteis a casa?

Pregunta obligándole a detener el paso.

-Mmmm tres o cuatro años ¿Tal vez?

Responde dubitativo. Ha visto pasar tantas estaciones que los olores que eran sus favoritos empiezan a desgastarse.

-¿Vuestra familia es conocedora de que le estáis sirviendo al Rey?

-¡Por supuesto que no, majestad! – exclama dolido de haberle formulado una pregunta cuya respuesta era más que obvia – Nadie de mi entorno más cercano conoce mis servicios para con vos, mi señor.

Hace una reverencia.

-Mi pregunta no conlleva ninguna connotación de vuestra lealtad y silencio, Izuku.- sí, Bakugou no lo preguntaba por eso, sino por otra cosa – Vamos – toma su mano – Hagámosle una visita a vuestra familia.

-¿Eh? Pero mi señor – Midoriya es silenciado por un cándido beso.

-Os advertí que si me llamabais mi señor o majestad seríais castigado con un beso, y habéis usado dichos títulos tres veces por tanto.- Midoriya cierra los ojos esperando el castigo que se hace de rogar y solo lo obtiene cuando al abrir los ojos se ve reflejado en un mar volcánico rebosante de sentimientos inexplicables – Abra la boca, Izuku.

Mi Vida Por La VuestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora