Capítulo 12.

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Príncipe Zachary.

15 de abril de 1885.

Leo las páginas que me envió Anya hace unos días sobre sus ideas para la educación en el colegio. Paso los dedos por mis labios de los que surcan una sonrisa sin medida. Me levanto de mi escritorio yendo a la ventana para asomarme y ver a Anya conversar con mi madre.

Es tan hermosa y no intenta ocultarlo, quiere privarme de su belleza, de sus respuestas filosas y astutas; y aunque me enoja saber que estoy cayendo por ella cuando juré jamás amarla y complacerla, una parte de mi quiere darle todo porque solo así puedo sentirme lleno.

En el carruaje de regreso al castillo cuando visitamos el colegio, mi orgullo creció al ver su cuello decorado con el collar que le di el día que nació, recuerdo haber hecho una mueca al verla, no obstante ahora es un castigo no verla en los pasillos, en el comedor...

Dejo las hojas en el escritorio y camino hacia el jardín donde mi madre y la princesa Anya están en plena merienda.

—Zachary, hijo. —Mi madre me recibe con una sonrisa.

—Madre —respondo con la misma sonrisa—, alteza.

—Principe Zachary. —Lleva una galleta a su boca.

—¿Qué te trae aquí?

Quito mis ojos de los ámbar para ver hacia mi madre.

—Solo quería saber si podría unirme a su merienda.

—Ouh... por supuesto, ¿no Anya?

—Si, claro que puede.

Tomo asiento junto a la princesa quien me sirve una taza de té.

—Me alegra que hayan dejado sus diferencias a un lado.

—Teniendo en cuenta nuestro futuro, no podemos actuar como niños todo el tiempo. —Anya sirve un poco de té en su taza.

—¿Saben? —Tanto la princesa como yo, llevamos nuestra atención a la reina—. Olvidé que tenía una reunión programada, los dejo aquí. —Hace una breve pausa antes de soltar con una sonrisa—. Tortolitos...

—Espantamos a tu madre —dice Anya al ver a mi madre en las puertas del castillo.

—Que bueno, esperaba tener un rato a solas contigo.

La princesa mantiene una mirada neutra.

—Eso se está volviendo algo cotidiano de tu parte.

—Y quiero que así sea.

Baja su mirada al plato de bocadillos haciendo el intento de ignorarme.

—¿Has hablado con el bosque? —Pregunto.

—Si. Me invitó esta noche. —Sigo el movimiento de sus manos en la taza.

—¿E iras?

—Eso es lo que tengo pensado. —Bebe de su taza y sonrie—. ¿Por qué me da esa mirada? Deja de sonreír.

—¿Por qué? Le sonrío a mi prometida.

—Ay, por favor Zachary... además no hay anillo aun, todo estos años comprometidos y tu aun no me das un anillo. —Exhala con pesar—. Que decepción, al parecer eso es lo único que saben hacer ustedes los hombres.

—Oh, wow, princesa Anya, fuertes palabras.

Ella solo me dedica una mirada.

—No va a recibir una disculpa de mi parte. ¿Analizaste mi propuesta?

El bosque de Westfell.Where stories live. Discover now