11. ¡No juegues sucio Cariño!

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P.O.V Kara Danvers.

La sed me despertó, mi boca estaba completamente seca y el dolor se extendía por mi cuerpo como una corriente eléctrica en mis terminaciones nerviosas. Me removí en esa cómoda cama y abrí lentamente los ojos, Lena estaba sentada en un sofá de terciopelo negro, tan profundo y acogedor como un abrazo, Frente a él, una mesa de centro de cristal ahumado refleja la luz y los objetos decorativos que descansan sobre ella, creando un efecto de multiplicación que fascina la vista. Ella tomaba whiskey y me miraba con una ceja levantada, no reconocía el lugar.

- ¿Me estas mirando dormir? - Pregunté con un hilo de voz - ¿Dónde estoy Lena?

Ella se levanto y tomo un vaso de cristal de la mesa de noche, lo lleno de agua y me lo ofreció como si leyera mi mente.

- No te miro dormir y te encuentras en mi casa – respondió como si nada, pero esta definitivamente no era la casa que yo conocía y claro que me estaba viendo dormir como una acechadora.

Internamente sentí ganas de reír. Este lugar era sofisticado y elegante, pero también frio, carecía de esa calidez tan propia de Lena. El mármol negro de vetas blancas que se extendía por toda la habitación le daba aires de mausoleo. A mi alrededor, las paredes de cristal desaparecían, dejando paso a una vista panorámica de la ciudad que se ampliaba a mis pies, cuando me levanto débilmente, como un mar de luces y colores.

Unas cortinas de seda blanca y negra, enmarcadas por delicadas borlas doradas, se ondulan suavemente con la brisa que entraba por las ventanas, creando un juego de luces y sombras que hipnotiza la mirada. La luz natural se filtraba a través de ellas, bañando la habitación en un halo de calidez que contrasta con la elegancia sobria del mobiliario.

- Supongo que prefiero la otra - digo escondiendo mis emociones y pareciendo neutral.

- ¡Deberías recostarte! – Ella ocultaba la mirada – perdiste mucha sangre y no quiero que mueras en mi cama.

Me acerco desde atrás y coloco mi mano en su cadera, ella tiembla.

- Mírame – ordeno suavemente.

Ella se voltea y me encara, sus ojos son una mezcla de rabia y preocupación... me odia, pero no quiere que me muera, supongo.

- Mira no quiero hablar, solo recuéstate y descansa – dice apartándose de mí.

- Me iré, así no tienes que verme – susurro tan bajito que ella no parece escuchar.

- Disculpa, ¿Qué dijiste? – pregunta viéndome desconcertada.

Suspiro pesadamente, me enfada que este tan cerca y tan lejos.

- Me iré, así no tienes que verme – esta vez mi voz es normal.

Ella se ríe, una carcajada llena la habitación. Creo que soy responsable de volverla loca a Lena Luthor, sino que otra explicación existe para este comportamiento, regresa por el vaso de whiskey antes olvidado en la mesa y toma completamente el liquido ¡Así que necesitas valor liquido Luthor! Pensé... me mira jugando con el vaso en sus manos.

- No, tú no te vas – se acerca y cuando esta a escasos centímetros de mi coloca su mano alrededor de mi cuello – tu Kara Danvers eres mía, para hacer lo que yo quiera.

- Me quiero ir – digo intento zafarme de su agarre con rencor.

- ¿Kara debo encadenarte? – dice levantando la ceja y la severidad en sus palabras me hela la sangre, la miro con un atisbo de incertidumbre – estoy dispuesta a hacerlo así que no juegues conmigo.

Mas allá de la razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora