.... Azkaban siempre será testigo de nuestro amor, Harry.
todos los personajes de Harry Potter y su mundo son de la propiedad de J.K Rowling. por lo tanto no me pertenecen.
—Ya estoy listo para irnos, Harry — dijo Ron apenas llegó.
— Yo igual — contestó el de lentes —, Ginny no quería que fuera nuevamente a azkaban.
— ¿Aún sigue con eso? — preguntó Ron y Harry asintió — mierda, Ginny alusina demasiado.
— Oye, está bien que su actitud sea algo intensa, pero tampoco hables asi de ella — dijo —. Bueno, su miedo es que me tope con Malfoy en azkaban...pero, yo le di..
— ¡Y el tuyo también! — exclamó Ron interrumpiéndolo — Harry, admítelo, tienes miedo de volver a ver a Malfoy luego de que no pudiste hacer mucho por él durante su juicio. Eso lo sé.
Potter dió un suspiro y asintió.
— No lo niego, realmente no lo hago, Ron — expresó —. Pero, es simple; soy un hombre casado, tengo una maravillosa esposa, dos hijos hermosos y un trabajo en el cuál me estoy centrando bastante, como para perder mi tiempo en Malfoy y la estupidez esa que sólo ustedes se creen de que "estaba enamorado de él."
— Pues si es así, y si no tienes a que temer y mucho menos inseguridad, apostemos — propuso Ron con voz socorra — apuesto mil galeones a que no vas y pasas por la celda de Malfoy, y....hablas con él durante cinco minutos.
La boca de Harry parecía la de un pez, pues, el miope no sabía que decir.
— ¡Claro que sí me atrevo, Ronald! — le dijo luego de unos minutos — iremos a azkaban y verás que me tendrás que dar esos mil galeones, porque lo haré.
Weasley rió y ambos se fueron a azkaban por medio de flu.
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Casa Granger-Weasley..
En la casa de Ron y Hermione, se encontraban esta última y Ginny platicando.
— Te lo digo enserio, Hermione — habló la pelirroja — Harry en algún momento volverá...a Malfoy.
— Ginny, no te preocupes — dijo la castaña —, Harry no tiene ojos para nadie más, que no seas tú... además, es un hombre adulto, tú también. Ustedes sabrán cómo arreglar sus cosas.
— El problema es lo que le hice — comentó Ginny inconscientemente.
— ¿Hacer qué, Gin? — Ginny se sobresaltó y negó nerviosa, pero no lo demostró.
— Nada, nada — contestó —. Sólo recordé algo...la vez que Malfoy me avergonzó cuando le envié el poema a Harry en mi primer año.
Hermione rió al recordar, y con burla, cantó:
— Tiene los ojos verdes como un sapo en escabeche y el pelo negro como una pizarra cuando anochece. Quisiera que fuera mío, porque es glorioso, el héroe que venció al Señor Tenebroso — el rostro de Ginny se puso más rojo que su propio pelo.
¡Qué vergüenza por merlín!, pensó.
— O..la vez que le di el puñetazo — recordó Granger con una sonrisita maliciosa.
— O cuando — inquirió Ginny y dijo —: A Weasley vamos a coronar...
— Weasley nació en un basurero y se le va la Quaffle por el agujero — siguió Hermione y ambas rieron.
— He de admitir que la canción del mortifago si rimaba — mencionó Ginny.
