¿TRUCO O TRETA?

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Draco era tan pequeño cuando conoció la muerte, me dolía profundamente que papá fuese el causante de algo así, por lo menos no era tan consciente de lo que ocurría, supongo que a esa edad no lo era, observe el dije en mis manos, tal vez si le uso un poco más podré... conocerlo, entender que paso luego de eso, recuerdo los malvaviscos, recuerdo que días después conocí la muerte, dudo mucho que cuando me conoció supiera quien era mi padre y lo que había hecho, estoy segura de que Kara no lo sabe, no creo que Mildred lo sepa, no merezco que ambas me quieran del modo en que lo hacen, no merezco que sean parte de mi vida, papá les arrebato a alguien importante, he visto a Kara observar a los padres de sus amigos con ilusión, y deprimirse al recordar que el suyo no se encuentra, ella quiere ser fuerte porque piensa que mi situación es peor, si... si tan solo supiera.

Ingrese a una de las tantas salas de esta casa, el padre de Draco observaba las llamas de la chimenea, perdido en sus pensamientos, tal vez en sus recuerdos, en lo felices que todos eran antes de que papá apareciera en sus vidas.

—Tú padre es el verdadero monstruo —dijo sin apartar la vista de las llamas, coloqué el dije en una mesita a su lado—, era muy difícil ver a mi familia destruida, mi esposa no volvió a ser la misma, tuve que estar con y para ella, ignorar mi propio dolor —me miro—, ¿tienes una idea de lo que ocurre cuando ignoras el sufrimiento ante una perdida? —negué— La ira toma su lugar, tus pensamientos se nublan, pierdes la cordura, la noción de lo que está bien y lo que no.

>> ¿No tienes nada que decir? ¿creíste que tu padre murió solo porque yo estaba aburrido? Tu padre merecía morir, al principio quería tu vida, pensé en ese dicho que tienen ustedes los humanos ojo por ojo, pero cuando fui a por ti, tu madre te tenía en brazos, eras tan pequeña, tan frágil, recordé a mi Draco, a MI KEITHA cuando nació, a mi esposa, y pensé, pensé que tu madre no merecía tal sufrimiento, ella cuidaba de nosotros, no era su culpa que su esposo, el hombre que amaba estuviera maldito, ella no lo sabía. Así que me fui, podía matarlo con mis propias manos, pero desataría una maldición sobre nosotros, eso es tan cruel, ustedes los cazadores pueden matarnos a su antojo, pero si nosotros lo hacemos quedamos malditos. Lo pensé por años y di con la respuesta, un humano debía hacerlo, no sería nada extraño, es algo usual, y... por supuesto nos liberaba de una maldición, una estupidez, me cegó la ira y ahora soy el monstruo. Pensé que la muerte era tonta.

—Tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata —balbucee y él sonrió sin ganas.

—Debí asesinarte, todo habría sido igual, yo seguiría siendo un demonio, pero mi esposa estaría viva y Draco no estaría en peligro.

—Draco no está en peligro conmigo, no soy como mi papá —aseguré, aunque mi voz tembló un poco.

—¿No lo has entendido aún Deimos? Mataras a mi hijo, así como tu padre mato a mi pequeña. Hay cosas que no se pueden evitar, cosas que están escritas en la sangre, y la tuya esta podrida.

Él tenía razón, papá no quería lastimarla, la amaba y aun así la asesino, Draco y yo no hemos pasado mucho tiempo juntos, pero mis emociones junto a él son intensas. Tal vez si está escrito, tal vez mi destino sea terminar con su vida, tal como lo hizo papá, pero... si, también soy hija de mi madre, mi padre era hijo de dos cazadores, como la mayoría, yo soy hija de una humana y un cazador, es posible que mi destino, nuestro destino, sea diferente, es posible y me aferraré a ello.

—Mi sangre no está podrida, soy una Saltzman —balbuceé y él suspiro.

—No arriesgaré a mi hijo, es lo único que me queda y ya que no puedo matarte sin que él... intervenga, haré un trato.

¿Un trato? ¿debería escucharlo?

No, no debes, dijo la voz en mi cabeza, ¿no has aprendido nada? ¿Rumpelstinski? ¿Satanás? Él lo dijo; es un demonio.

Draco, el bosque bromista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora