، 🐺 : No hay retorno.

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La semana pasó mucho más rápido de lo que Jimin esperaba. Entre las tareas, el trabajo de fin de semana que consiguió en una cafetería y buscar cosas de segunda mano para sus prácticas, estuvo muy ocupado como para percibir el paso del tiempo.

El lunes le dejaron tareas hasta el cuello, el martes y jueves fue a bazares y tiendas para lograr obtener sus herramientas a un bajo costo; la situación familiar no le permitía aspirar a un estetoscopio costoso o a un baumanómetro de última generación. Logró conseguir lo más funcional dentro de sus posibilidades económicas y para el viernes estaba mentalizado para el fin de semana de arduo trabajo que le esperaba.

Antes trabajaba de medio tiempo en un supermercado, pero al hacer el papeleo para sus prácticas tuvo que dejarlo y conseguir otro que solo fuera el fin de semana para así poder dividirse adecuadamente en todas sus actividades sin dejar de ganar el dinero extra que su familia necesita.

Ahora, lunes, se encontraba fuera del hospital listo para comenzar con su turno de 8 horas dentro del mismo; al salir de la escuela llamó a su madre para contarle su día y pedirle que lo recogieran a las 10:30 pm, en el autobús comió un emparedado y se preparó para comenzar oficialmente su vida profesional.

Ha estado muchas veces en ese hospital, ha ayudado tantas veces a su hermanita... sin embargo ese día, ese momento en particular se siente tan diferente; especial.

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—Muy bien, esta es la sala de urgencias —dijo la preciosa beta castaña frente a él, Chaeyon, la jefa de enfermeras que le está dando un recorrido introductorio—. Aquí es donde tenemos más pacientes día a día, ésta no es la zona donde vas a estar pero si llegamos a requerir apoyo tendrás que auxiliarnos —vio a Jimin asentir—. Los médicos de guardia van a indicar los procedimientos y cualquier cosa en caso de que sea así, pero será solo en casos de extrema necesidad —apuntó a un cubículo en la esquina del lugar—. Esa es mi oficina, cualquier duda que tengas no dudes en pasarte por ahí —sonrió tranquilizadora, Jimin apenas la conoce de hace unos minutos y ya sabe que es muy agradable—. Ahora acompáñame a la siguiente zona.

Ambos caminaron por un pasillo largo hasta un lugar más silencioso y apartado, seguían en el mismo piso pero era un sitio más excluido del resto, separado por unas puertas de cristal que daban a un largo pasillo que tenía puertas similares a cada costado; habitaciones.

—Esta es la unidad de cuidados intensivos —arriba de las puertas había tres simples letras en color azul claro "UCI", las manos del omega sudaron—. Aquí es donde tú vas a estar, es complicado por el riesgo y la situación de cada paciente que es demasiado delicada, por eso están aquí —sus ojos miraron fijo a los del chico—, pero es sencillo brindarles los cuidados, la mayor parte del tiempo están sedados y hay mucho personal aquí para ayudarte y orientarte, no te preocupes.

—Son los pacientes más graves —cerró los ojos preocupado, Chaeyon colocó una mano en su hombro como reconforte.

—Si lo son y no voy a mentirte diciéndote que no perdemos pacientes aquí, pero por su riesgo particular tenemos más rapidez al auxiliarlos, despreocupate, Jimin —sonrió tranquilizadora y el omega asintió más convencido; esa mujer es buena—, pero no están aquí más de un día o dos mientras su estado mejora —su sonrisa pareció apagarse poco a poco mientras avanzaba por el pasillo—. Bueno... no todos los pacientes se van a los dos o tres días —su tono fue un poco triste y caminó un poco más y se detuvo frente a una de las puertas.

A través de ella se veía a un hombre joven, recostado en una camilla, su aspecto entristecerá a cualquiera; su piel se veía blanca cual hoja de papel, tan pálido que asustaba. Tenía un inmovilizador en el brazo izquierdo y una vía intravenosa en la otra, estaba muy tranquilo, tan pacífico, con los ojos cerrados y solo las máquinas conectadas a él haciendo ruido; Jimin no lo había visto despierto pero era obvio que había perdido algo de peso porque su cuerpo se veía frágil.

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