sociedad 2

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La cabeza le daba vueltas, los efectos del alcohol ya daban resultados tan prontamente, estaba perdido. Realmente decepcionado de sí mismo al perder la compostura entre tanta multitud se arriesgaba a extenderle la mano a la pelinegra aburrida.

Que más podría perder, solo es un sirviente.

sin previo aviso tomó marcha donde se encontraba la fémina sentada a un lado de todos, se armó de valor para volver por segunda vez sin malas intenciones. Compartir una pieza de totalmente embriagado no sería la mejor manera de conseguir un perdón.

—¿Cómo estas?  —preguntó—. Pensé que tenías algo grave.

 —Sería un honor volver a bailar con usted.

La chica dudó por un momento, fijó su mirada en sus dos "guardaespaldas" antes de aceptar, aceptó la mano extendida del chico apegando su torso junto con el contrario, desapareciendo entre la gente que los rodeaba. La noche era solo para los dos nuevamente.

Las luces fueron apagadas para aumentar la emoción del público, la algarabía era sensacional ya que nadie los vería por un corto tiempo, Armin apoyó su pecho y mejilla en la contraria mientras dejaban llevar sus cuerpos al ritmo de la música, nada con dobles intenciones. Solo dos personas viviendo el momento.

 —¿No tienes miedo de ser desterrado?  —preguntó —. Nadie se atrevió a bailar conmigo.

 No hubo respuesta

Las luces se encendieron nuevamente dando el peor espectáculo antes visto, todos poniendo la mirada acechadora entre los dos jóvenes. Ahora el incomodo silencio abundaba en todo la pista mientras que un pequeño grupo jalaba del brazo al rubio, y otros llevando a la reina a su trono.  

La ruidosa gente empezó a salir del palacio dando por terminado aquella fiesta antes perfecta, todo por la aberración sucedida. Al menos dejando solos a las dos reinas y acompañantes. 

 —¡Como se le ocurre aceptar bailar con ese mendigo sirviente!  —protestó—. ¡Que se le pasa por la mente!

 —Porco, cállate.

 —Tiene razón majestad, que se le pasa por la mente al montar tal escena, somos de Marley, como es que piensa en locuras.

Historia junto con los tres camaradas se pararon de frente a sus contrarios, solo que esta vez el rubio y el oji verde tenía la mejilla roja, la asiática tenía el cabello alborotado dando como sinónimo que ocurrió una disputa detrás de la cortina de humo. 

 —Creo que no hace falta explicaciones, ya arreglamos los malos términos. ¿Y ahora esto?  —miró al rubio  —. Rápido.

Este se puso de rodillas besando la mano de su superior como una muestra de arrepentimiento, sin saber nada de lo que pasará con él después sus amigos derramaron lágrimas como "despedida". Armin ya no serviría para la realeza.

 —Que va, no me interesan las disculpas, fue una linda noche, Historia.

 —Aún así por tu inmadurez este chico será desterrado.

 —Dámelo  —.respondió.

Esto fue tomado por sorpresa a todos los presentes, hasta a los mismo sirvientes que desalojaban  las decoraciones. La mirada confundida y el ceño fruncido de su contraria daba mucho que explicar, aún así la curiosidad y el miedo carcomían al chico y sus amigos.

 —Que descarada

 —Si te recuerdo, arruinaste mi cumpleaños por besarte con mi sirvienta. —la respuesta fue seca —. Pregunta siempre por ti.

Tomó de la mejilla al rubio con una mano y con la otra juntaba las palmas de sus manos, nadie entendía lo que pasaba, ni mucho menos el contrario. Pero no podía negar que el calor de su tacto se sentía agradable, la cara de los muchachos reflejaba confusión y tristeza al saber lo que le esperaba a su amigo. Según ellos jamás lo volverían a ver solo por un baile, que sociedad tan injusta. 

 —¿Ustedes se conocen?  —preguntó el de ojos verdes—. Oh, disculpe el atrevimiento.

 —Ahora que somos una alianza, firmamos un acuerdo en mi reino Marley, al menos sé que no soy la única a quién le pasó lo mismo con un sirviente.

 La mirada incrédula de los chicos fue más que notoria para que Historia se sonrojara, fue convencida en dejar pasar por alto aquel teatro montado así permaneciendo el trabajo de su criado y amigo. Y aunque le daría un castigo por eso, en el interior se arrepentiría.

 Las horas pasaron y el carruaje llegó hasta Paradise mientras esperaba a su emperadora, esta estaba siendo acompañada solo por sus guardianes y el chico de piel tan delicada como la porcelana. No quería irse sin haber al menos pasado un día mas con él, aquel chico que llegó a capturar su atención. 

 —Adoré bailar con usted, lamento la vergüenza que tuvo que pasar por mi culpa —habló —. Quisiera que la noche sea eterna.

 Fue callado por sentir la presión de los labios de la fémina en su frente, sus mejillas se acaloraron y su manos comenzaron a sudar, estaba nervioso ante tal reacción. Le había gustado eso, le gusta aquella dama. 

 —Somos iguales después de todo, volveré a verte pronto.

Sin nada más de decir, subió a la carrosa siendo ayudada por Nicolo, se despidió agitando su mano y votó un pañuelo como recuerdo, este fue recogido por él al mismo tiempo que lo guardaba dentro de una bolsa de tela. 

 —Esperaré con ansias ese día.

ꮺ 𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐭 ⸻  𝐒𝐓𝐔𝐅𝐅Onde histórias criam vida. Descubra agora