Di mi nombre (Versión Fic)

Acto 35

La mañana del primero de abril llegaba con una especial calidez en el corazón de ese castaño de ojos ocre, se levantaba con prontitud y se dirigía a la cocina para hacerle su desayuno favorito a esa hermosa niña que era suya, unos hot cakes con plátano y fresa era lo que planeaba con gran emoción, una vez terminado regreso a la habitación, Sakura estaba completamente sumida en un profundo sueño, Shaoran la observó con detenimiento, la escena le parecía sin lugar a dudas encantadora, ahí, esa hermosa niña de ojos esmeraldas, esa hermosa bruja, dormida, boca arriba, con los dedos entrelazados, siendo un cuento de hadas, se acercó con cuidado hasta su proximidad, dejó la charola en el buró, acarició con delicadeza el rostro de esa bella hechicera de ojos jade, y la besó, un beso cálido, lleno de arrebato y deseo, Sakura abría lentamente sus hermosos ojos cristalinos como el ópalo, fijaba su mirada a ese hombre de uno ochenta de alto, se erguía por completo, sentándose en la cama, sonreía por tan linda forma de despertarla, tomaba con delicadeza el rostro de aquel castaño.

—Buenos días mi hermosa reina, feliz cumpleaños. —Le extiende la charola con los hot cakes.

—Lobito —sonríe—, eres tan dulce, muchas gracias y buenos días. Aunque no entiendo por qué lo hiciste, no quería generar inconvenientes.

—No es ningún inconveniente Saky, quería hacerlos, el año pasado me negaste la oportunidad de demostrarte mi amor así, es por eso que esperaba con gran ansias poder ser yo quien lo preparará para tí.

—No merezco tu afecto Shaoran —lo mira fijamente con los ojos vidriosos—, me das más de lo que obtienes de mí.

—Ahí estás mal preciosa, yo no quiero nada de tí más que tú sola presencia a mi lado. Te amo, y me encantaría que me amarás, pero, sí nunca ocurriera, tampoco me conflictua, porque eres mía. Mi Li.

—Lobito travieso —se quiebra su voz—, ¿Cómo no odiarme más con esto? Eres perfecto, y me lo estás dando todo, a mí, ¿Qué se supone qué haga? Shang, quiero que seas feliz, pero…

—Te amo a tí —la interrumpe—, mi adorada reina. —Sonríe.

—Lobito testarudo.

—Por supuesto amada mía, sino nunca me habría encaprichado contigo, esa forma tan mía de ser me mantuvo cerca de tí, te mantuvo a mi lado —acaricia con ternura su mejilla—, te amo tanto Sakura, que aunque me tomé la vida misma, te haré inmensamente feliz.

—Lobito…

—Te amo —la besa—, abre tus obsequios —susurra en sus labios, mientras le deja aquella caja en las piernas.

Sakura lo miró fijamente, sonrió un poco, por mera inconsciencia, el palpitar de su corazón fue estrepitoso, la coloración de sus mejillas evidente, su respiración acelerada, aquella niña estaba alucinada con absolutamente todo. Quitaba el listón rojo de esa caja blanca, alzaba la cubierta, dentro habían dos pequeños sobres, la expresión de ella lo era todo, no esperaba nada, y, sin embargo, eso la logró sorprender en gran medida, tomaba el sobre superior, lo abría y de ahí, salía un pequeño dije, más no un dije cualquiera, eran unas pequeñas alas, volvió su mirada a ese castaño el cual tomaba su mano, la derecha, desabrochaba su layer, la misma que le había obsequiado hace tantos meses atrás, colocaba ese nuevo charms, cerraba el layer, lo abrochaba nuevamente a su pequeña y delicada muñeca, besaba el dorso de su manita, y le susurraba.

—Oficialmente, eres mía.

Con lágrimas en los ojos, Sakura se quedó en silencio, observando la mirada ocre de ese hombre, gota tras gota derramada, con la voz cortada, y la respiración exaltada le hablaba.
—Sácame de aquí… No me dejes sola… —jadea—, llévame a Hong Kong, Shaoran.