CALLADA

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Una vez más, la rabia ha vuelto a mí. Recuerdo todas las palabras dirigidas a mí, insultos, menosprecios, vacíos, la falsa compañía. Lo recuerdo todo y no puedo olvidar nada. Me acuerdo de los días en el pueblo en los que creía tener amigos mientras estos solo se dedicaban a insultarme a las espaldas, llamándome zorra cada vez que me besaba con un chico, del que por supuesto, jamás se decía nada, llamándome feminazi por reclamar mis derechos y atreverme a discutir contra ellos, al chico que después de besarse conmigo se inventó cosas que jamás habían ocurrido, a los que me llamaban bollera de forma despectiva cuando se enteraron de que me gustó por primera vez una chica.

Años después salí de ahí creyendo que esa basura de gente desaparecería de mi vida, pero sigo teniendo que discutir por querer ser libre, por hacer lo que me dé la gana, vestir como me dé la gana, o sentir lo que me dé la gana. No, no me voy a callar, hablaré y gritaré hasta quedarme sin voz, pero solo ante las cosas que merezcan la pena. Después de tantos años discutiendo por mi libertad, he aprendido que no tenemos que explicar nuestras decisiones ni por qué debemos tener los mismos derechos que un hombre o una persona cishetero a una persona sin capacidad de raciocinio. Si no tienes capacidad de debate, de entendimiento, de empatía, de conciencia social y de clases, tú y yo nunca estaremos al mismo nivel. No me arrodillaré ante los que nos discriminan, ante los que se creen superiores, ante los que se creen que tienen la potestad de elegir nuestro futuro, nuestras emociones y nuestros derechos. La lucha sigue, sigue la lucha feminista, la del colectivo LGTB, la de las clases obreras, la de la defensa de la sanidad y educación públicas. Todo sigue, y no parará hasta que todos tengamos las mismas oportunidades.

No somos los insultos que hemos recibido a lo largo de nuestra vida, porque quiénes somos no depende los demás, depende de nosotros, de lo que queremos ser, de con quién queremos estar, de lo que queremos defender, de nuestras luchas internas. Sin embargo, me parece increíble que a estas alturas tengamos que seguir luchando las libertades individuales, porque me parece una gran antítesis, pero ante estas adversidades jamás nos verán calladas. 

Cuando te necesitesWhere stories live. Discover now