capítulo cuarenta y uno: whos afraid of little old me?

616 78 36
                                    


El escritorio al fondo de la habitación es lo primero que llama la atención, haciendo renacer miles de recuerdos de la última vez que estuvo cerca de aquel viejo mueble. Las paredes están cada vez más descuidadas, la alfombra suena un poco al caminar, pero lo que más llama su atención es la biblioteca, al parecer es el único objeto en esta habitación por la cual no han pasado los años.

Esteban se sienta en la crujiente silla frente al escritorio y su mirada se centra en el único cuadro qué hay en él; una risa amarga sale de su boca al percatarse de que la foto es una foto familiar, donde su padre, su madre, su hermana y él sonríen como si fueran la familia perfecta.

— Pensé que no volvería a verte en este lugar. ¿Lo extrañaste? —, su padre aparece caminando por su espalda, la maldita alfombra logra que Esteban pueda saber que tan cerca se encuentra de él sin tener que voltear a verlo.

— Como olvidar el lugar donde mataste a mi mamá... —, Esteban le sonríe con ironía y arrogancia al mismo tiempo que su padre se va sentando en frente de él con una sonrisa amenazante. Esteban sabe muy bien a que juega, así que hace lo mejor para no caer.

— Debiste haberla escuchado mientras gritaba. Nunca me había sentido tan vivo —, su padre responde, sin quitar su sonrisa de sus labios. Esteban aprieta sus puños por debajo del escritorio, aguantándose cada sentimiento de odio que siente en el momento.

— Que asco me da llevar tu sangre, asesino de mierda —, Esteban espeta lleno de odio, sus manos tiemblan ante la presión que pone Esteban por no golpear a su progenitor. — Te vas a arrepentir de cada cosa que hiciste.

Eduardo ríe con burla. — ¿En serio crees que eres capaz de destruirme? Te tuve en la palma de mis manos por treinta y tres años, Esteban. Ríndete antes de que termines en el suelo por segunda vez en tu vida —, Eduardo amenaza y la mandíbula de Esteban se tensa. — ¿O a caso olvidaste la última vez que quisiste ser el héroe? Me traicionaste, le contaste a las autoridades que yo maté a tu madre y a mi solo me bastó un movimiento de manos para que me liberaran. ¿Y quien terminó sufriendo? Tú. Si tan solo supieras cómo disfruté castigar a un malagradecido como tú.

Esteban se levanta de la mesa de golpe y abriendo su bolso de trabajo saca unos cuantos papeles que estampa con fuerzas sobre el escritorio, logrando que Eduardo de un pequeño salto de susto ante el golpe, haciendo lo posible por disimular aquella acción.

— Nos vemos en tribunales e intenta conseguirte un nuevo abogado, porque si vuelvo a ver a ese hijo de puta encubridor contigo, lo voy a hacer mierda también —, Esteban le da un último golpe a la mesa y sin decir más se retira de la oficina, caminando con rapidez hacia su auto, así puede desmoronarse tranquilo, sin ser visto.

"Nadie va a volver a jugar conmigo."

Sus manos tiemblan contra el volante y las lágrimas salen de manera desenfrenada de sus ojos. Quiere gritar, golpear lo primero que le aparezca enfrente o simplemente encerrarse en su cuarto a dormir para poder olvidar todo lo que escuchó y vivió en esa maldita oficina.

— ¿Esteban?

El castaño levanta su mirada para encontrarse con Julia y Martina mirándolo desde la ventana del auto. Con la poca fuerza que le queda baja la ventana para poder escucharlas mejor.

— Dios, Esteban tu mano está sangrando —, Martina se preocupa de inmediato y sin pensarlo dos veces rodea el vehículo para entrar por la parte del copiloto. — Hay que sanar esto, Esteban.

Esteban observa como Martina toma sus manos con delicadeza y aprovecha para fijarse en las heridas que hay en su mano, desesperándose un poco por no saber cómo llegaron ahí.

love me right | esteban x francisco. Where stories live. Discover now