Katelena

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Kate

¡No me voy a sentar a comer con alguien que intentó matarme y que además entró a mi casa sin consentimiento!— le dije a la rubia frente a mí.

— Pero te encanto— Sí, pero no te voy a decir— Además yo no intenté matarte— levanté la ceja— Quiero matar a Barton, no a ti y entré con mucho cuidado, tengo talento para eso— murmuró con el recipiente de macarrones.

— Tú no me gustas— mentí observando a la rubia buscando algo entre mis alacenas— No revuelvas las cosas, me costó acomodarlas.

— Sí, como digas Bishop, pero soy algo así como una espía. No me engañas— guiñó un ojo.

¡Rayos! No puede gustarme alguien que intentó matarme, ¿verdad? No, eso sería muy masoquista y yo no soy ese tipo de personas. No voy a negar que es linda, pero no me gusta, sólo es muy linda... Sí, sólo eso.

— Me estás jodiendo, ¿sólo un tenedor? ¿Es en serio?— comentó con el objeto en su mano.

— Es que vivo sola— le dije levantando los hombros.

— Qué rara eres— dice sentándose en la mesa junto al recipiente de macarrones.

— ¿Sí? pues eres el burro hablando de orejas—murmuro sacándole lengua.

— Qué insultos más infantiles usas, Kate Bishop— revira los ojos.

— Puede que use insultos infantiles, pero yo no soy la loca que intentó matar al mejor amigo de su difunta hermana. En paz descanse Natasha.

— Hey, alto ahí niña. Eres linda y todo, pero con mi hermana no te metas, Bishop— amenaza molesta y me da la espalda— ¿Cómo sabes que Natasha es mi hermana?

— Clint me lo dijo— expliqué y ella siguió dándome la espalda— Oye, perdón— toco su hombro para que me observe, pero no lo hace— , hermana de Natasha, yo sólo...

— Tú nada Kate— ¡Yei! ¡Ella dijo mi nombre!— , quédate con los macarrones, me largo— agarró su chaqueta, se volteó para mirarme una vez más— Me llamo Yelena, Yelena Belova— y se fue.

Mierda, la cagué y muy feo.

(...)

— No, por favor no— suplica Clint corriendo a donde me habían aventado.

— ¿Qué esperas para subirme?— pregunto aferrándome de la pared.

— Lo lamento, pero debes volver a tu casa— murmura el pelinegro y me tira.

Voy cayendo y cierro los ojos, no quiero ver mi muerte. ¡¿Quién en su sano juicio quisiese ver cómo muere?! Yo no. Sé que puedo morir, no quiero pensar en eso. Dios, ¡estoy pensando en eso! Te quise mucho perrito al que le ayudé a no morir. Adiós mamá. Adiós mundo cruel.

Cuando dejo de caer abro un ojo y al parecer no estoy muerta

— ¡Sigo viva!— grito y escucho una risa proveniente de mi nuca. Ahí es cuando me doy cuenta que Yelena me sostenía en sus brazos.

'¿Acaso esto es el cielo?'

— No linda, estás en mis brazos— comenta la rubia con una sonrisa.

'Por eso', pienso.

— ¿Lees mentes?— pregunté exaltada.

'¿Cómo sabe en lo que pienso?'

— No tengo qué, piensas en voz alta, Kate Bishop— dice estallando en una carcajada.

— ¡Qué idiota soy!— murmuro golpeando mi frente— ¿Ya puedes dejar de decir mi nombre cada que estoy enfrente tuyo?— pregunto y ella sonríe negando.

OS KatelenaWhere stories live. Discover now