Sasuke, un joven estudiante de Kinesiología, descubre que una de sus compañeras stalkea su Instagram a través de una cuenta secundaria; Sakura, una intrigante chica que padece una monótona ansiedad.
Sasuke decide imitar este gesto y crear un segundo...
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Pf, que agobio.
Que puto agobio, pensaba, inclinándome sobre mi pupitre para continuar marcando cada alternativa.
Sí, me había empeñado en mantener mi atención lejos de ella, consciente aún de mi molestia por haberme plantado sin avisar. Y aún si logré percibir con completa facilidad su ingreso por la puerta del aula de Anatomía, me forcé a mantener la vista postrada al frente para ignorar su presencia.
Y claro, por supuesto que logré mi cometido por un instante, pero la absurda realidad era que entre ayer y hoy, había revisado mi teléfono más de diez veces sólo para verificar si la pelirrosa había leído o no mis mensajes, o si al menos había subido una historia desde su cuenta secundaria. Pues desde allí tampoco surgió ni una señal de su parte.
Y ahora, ella estaba aquí. Justo detrás de mí.
Se había asomado por mi hombro para susurrarme y hacerme saber brevemente que, en verdad, no me había plantado. Que sí me había esperado en la salida de la universidad, mas no pudo quedarse por una razón que no me explicó. Y eso fue suficiente para que el orgullo se me esfumara como si de un capricho mío se hubiese tratado.
Aunque tuve ganas de preguntarle la razón de su ausencia, una incomodidad me lo impidió. No sé bien el qué. Sencillamente mi cuerpo estaba postrado sobre mi pupitre como una estatua, aún cegado por un falso orgullo que, más que bien, me hacía sentir estúpido.
El salón continuaba en un áspero silencio que revelaba la frustración de varios por la manera en que los oía y veía suspirar, dejar caer sus lápices para llevarse las manos hasta la cabeza, y notarlos pasear su mirada de un lado a otro como si quisieran plagiar las respuestas del examen. Pero para mí había resultado una tarea más que sencilla y ya me encontraba literalmente listo para entregar mis hojas. Sin embargo, desde un inicio yo me había percatado de cómo la respiración de Sakura incrementaba su intensidad con cada minuto que traspasaba, golpeándose contra mi nuca.
Y mi problema fue aquel mismo. Que aún en medio de la tensión, de todos mis compañeros escribiendo, haciendo ruido con sus suspiros y estresándose para sus adentros; sólo podía enfocarme en la pelirrosa situada a mis espaldas.
Algo le ocurre, pensaba.
Y no se trata sólo del examen, ¿no es así?
Ya, más que por mi propia intuición, no tenía manera de verificar si mis suposiciones eran ciertas. Pero en ocasiones, tenía la sensación de que Sakura se rayaba demasiado la cabeza, justo como ahora. Y no entiendo el porqué, pero el tenerla a mis espaldas y tan cerca, respirando de esa forma luego de no haberse manifestado de ninguna manera durante tantas horas, me hacía sentir el impulso por actuar.
