Capítulo 3

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Anochecía en el Paseo de los Lirios y en el altillo del edificio número 27, las criadas se encontraban sentadas alrededor de una pequeña mesa de madera, mientras descansaban y charlaban animadamente bebiendo una tisana, después de una jornada de duro laboro en casa de sus señores.

-Anoche regresaste tarde... ¿Qué hacías? -Le preguntó Elena inquisitiva.

-A mi señora se le antojaron unos bollos y tuve que hacérselos. -Respondió Blanca aguantando una sonrisa mientras bebía de su taza.

-¿A esas horas? -Se sorprendió Carla que escuchaba atentamente la conversación.

-Sí, ya sabéis como son las señoras y sus caprichos.

Las dos asintieron y se hizo un breve silencio hasta que Elena lo rompió ilusionada.

-¡Quizás esté en cinta! - Dijo con los ojos brillantes y mucha emoción en su voz.

Blanca escupió el líquido que estaba bebiendo, debido a que no se esperaba esa exclamación y tosió.

-Lo dudo mucho... -Susurró para ella misma en cuanto se recuperó pero Elena la escuchó.

-¿Por qué dices tal cosa? ¿Acaso tus señores tienen problemas conyugales? -Hizo como si pensase y añadió -por eso don Juanjo salió anoche y volvió a las tantas...

Blanca estaba perpleja, ¿cómo era que su compañera había llegado a esa conclusión? Y ¿por qué sabía esta a que hora regresó su señor?

-No, Elena. Mis señores se quieren muchísimo y están perfectamente. Mi señor salió anoche porque fue a celebrar con amigos su éxito en el trabajo y ya sabemos como son los señores cuando les das un poco de coñac. -Endureció la mirada -de todas maneras no veo por qué tendrías que saber a que hora regresa mi señor ni estar tan pendiente de a que hora sale...

Elena se ruborizó y apartó la mirada de su compañera mientras bebía de su taza.

-Por cierto, ya que hablamos de nuestros señores, ¿qué le pasó a tuyo el otro día? Se oían gritos desde la casa.

Elena tragó saliva y volvió a beber de su taza. En que maldita hora se le había ocurrido abrir la boca... Justo iba a hablar cuando Tania, la criada más mayor del altillo, y la encargada de este apareció por la puerta saludando a las demás criadas. Se sentó en una silla y le pidió amablemente a Carla que le tendiese una taza.

-Señá Tania, ¿se encuentra bien?-Preguntó Blanca ya que parecía realmente cansada.

-Sí, simplemente llevo todo el día preparando la casa para el regreso de mis señores y he acabado agotada.

-¿Cuándo regresan? -Preguntó Elena.

-Doña Flora regresará en pocos días pero don Francisco aún tardará un par de semanas más. Pero ya sabéis como es mi señora, o está todo perfecto o no pondrá un pie en la casa. -Suspiró tras decirlo.

Elena y Blanca suspiraron también, Carla simplemente se quedó callada ya que ella no conocía personalmente a la doña.

Las cuatro bebieron de sus tazas en silencio mientras disfrutaban de la compañía. Poco a poco se fueron retirando a los dormitorios y cada una se metió en su propio catre para descansar.



A media mañana en el principal del número 27 había ajetreo y se escuchaba movimiento debido a que doña Violeta Hódar y su criada Blanca preparaban a contrarreloj la cena con la familia Oliver que tendría lugar aquella noche en la casa.

Lirios (kivi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora