Capítulo 4

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Al día siguiente por la mañana, antes de la hora del desayuno, en el hogar de la familia Oliver se encontraban sus tres miembros en el salón. Chiara, la hija menor bordaba sentada en un sillón mientras que su padre y su hermano mayor mantenían una discusión con respecto al negocio familiar. Como bien había sido enseñada, ella se mantenía en silencio, sin interrumpir y centrada en su tarea.

-Hijo esta será la última vez que te lo diga, has de encargarte de la parte económica de la empresa. Como bien sabes yo ya estoy mayor y si un día vas a heredar mi patrimonio, que gran parte de él es gracias a el negocio familiar, has de tener más responsabilidades en él. Por lo tanto he decidido que no solo te encargarás de conseguir nuevos socios y viajar al extranjero que es lo que ya hacías, también llevarás las cuentas y lo harás sin rechistar. -Dijo adoptando un tono serio.

-Padre, lo siento pero yo no sé de números. A mí me agrada más viajar, hablar con los socios, llegar a acuerdos... Así que no insista que no lo haré.

-¡Serás desagradecido! Si te digo que lo hagas, lo haces. Porque soy tú padre y no te estoy pidiendo tu opinión al respecto, te lo estoy ordenando. -Gritó enfadado.

Álvaro miró a su padre molesto y salió del salón rápidamente y sin dirigirle la palabra. Manuel resopló enfadado y dirigió su atención hacia su hija.

-Espero que encuentres un marido pronto, no hacéis más que darme disgustos entre tú y tu hermano y yo ya estoy muy mayor para todo esto. -Miró a su hija con decepción en los ojos.

-Sí padre -se levantó cabizbaja y siguió susurrando- he de marchar a casa de doña Violeta, ya sabe que anoche llegaron al acuerdo de que ella se encargaría de aleccionarme en cuestiones de hogar, matrimonio y como ser una señorita de alcurnia.

-Ve hija, ve. -Sonrió un poco- me alegra saber que te vas a tomar las lecciones en serio y que estás dispuesta a cooperar.

-Sí, padre. -Le dio un beso en la mejilla a Manuel y salió del salón.

Chiara se miró en el espejo de la entrada del piso asegurándose de que su aspecto era decente y salió por la puerta encaminándose hacia el piso de doña Violeta.



En el principal del número 27, Blanca se encuentra adecentando la mesita del café y colocando la cubertería antes de servir el desayuno. Sentada en el sillón de al lado se encuentra doña Violeta leyendo una revista de moda. Unos toques en la puerta del principal rompe la escena.

-Blanca, haz el favor de abrir la puerta, debe ser la señorita Chiara.

-Sí señora, con su permiso. -Tras decir esas palabras sale del salón y va hacia la entrada.

La criada abre la puerta y se encuentra con Chiara portando un vestido azul claro y un tocado del mismo color ,sonriéndole tímidamente.

-Adelante señorita -se hace a un lado y la joven entra en la casa -permítame que le coja el tocado y la limosnera, los colgaré en el perchero y así no le estorbarán.

Chiara le tiende lo que le pide y Blanca los cuelga en el perchero. A continuación la criada le guía al salón donde la espera la señora de pie y con una sonrisa amable.

-Buenos días Chiara.

-Buenos días doña Violeta. -Saluda devuelta pero de forma tímida.

-Por favor llámeme solo Violeta, me sentiría más cómoda. -Le hace un gesto con la mano señalando al sillón vacío que está a su lado -Acompáñeme y siéntese conmigo.

Lirios (kivi)Where stories live. Discover now