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Tanto para Gloria como para Enrique la semana pasó volando y habían llegado al día tan esperado: el sábado. Conversar en el trabajo se convirtió en una terrible odisea, puesto que él estuvo muy ocupado entre reuniones con nuevos postulantes a asesores y con los demás gerentes. Esperaba que esa noche pudiera decirle lo que había ocurrido en la semana. Se moría por saber la información confidencial que manejaban los altos mandos.

Ella aún no le había dicho a sus padres que saldría con su jefe. Gloría le había pasado su dirección a él para que pasar a buscarla. Consideraba que lo mejor era vestirse preciosa y esperar.

Se colocó un jeans en color celeste con algunos hoyos discretos, ya que a sus mamá no le gustaba que anduviera con cosas demasiado cortas y llamativas si saldría a cenar. También vistió una blusa en color fucsia con algunos brillantes en el pecho. Era algo escotado, pero no tan indecente, al menos ella suponía eso.

—¿A dónde vas tan arreglada, Gloria? —preguntó su mamá en tono suspicaz—. ¿Irás a bailar con algunas amistades?

—Mmm... Voy a salir con alguien, un chico, mamá.

—¡Hace mucho que no había nadie interesante en tu vida! ¡Querido, Gloria, tiene noticias!

El papá de Gloria que estaba viendo la televisión en la sala, escuchó lo que su esposa dijo. Apagó el televisor y fue hacia donde ellas conversaban.

—¿Es alguien del trabajo? —curioseó el papá sin querer perder el control con celos tontos por su hija.

—Sí, es alguien de ahí.

—Espero que eso no te traiga problemas en lo que respecta al curro.

—No, papá, porque saldré con el dueño, con mi jefe.

Sus padres quedaron estupefactos al oírla decir eso.

—¿Cómo que el queso agrio, el vago, el sinvergüenza, el aprovechado? —cuestionó el señor Morel.

—Es una larga historia. Estábamos hablando y resulta que nos agrada estar juntos y queremos salir un tiempo indeterminado.

—Gloria Morel, no puedo creer que te involucres con tu jefe. No estoy de acuerdo. Para ti puede parecer una faena impresionante, pero eso no terminará bien, te despedirá cuando le molestes. El asunto de ser despedida no es lo más importante, sino quedes muy decepcionada estar con ese tipo.

—Mamá solo saldremos a cenar, nada más.

—Te llevaré y esperaré a que salgas.

—¡Papá, tengo casi veinte años, no puedes avergonzarme así!

—Ese hombre tiene mucha más edad que tú y no entiendes. Te verá la cara de tonta, Gloria. Quisiera encargarte que te cuides, que no vayas con él a ningún lugar —siguió el padre, molesto. Lo que había empezado como un simple juego de ponía grave.

—No estamos en tus tiempos, papá, este es el siglo XXI, ¿sí? No haré nada malo, solo quiero cenar con Enrique.

Gloria tenía las mejillas coloradas por defender su salida con el hombre del que había hablado mal durante meses. La próxima vez debía ser más discreta.

—Te llevaré y es todo —sentenció el señor.

—Él vendrá a buscarme. Por favor, no le hagan pasar vergüenza. Siempre hablo bien de ustedes.

—Al menos de nosotros... El problema es que has echado pestes y culebras sobre el tal Enrique Trociuk y ahora resulta que es tu queridito. No es la forma de presentarnos a un noviecito, Gloria —reprochó su mamá.

—Ni siquiera somos novios, nos estamos conociendo mejor. Es cierto que he hablado mal de él, pero es porque no lo conocía. No es del todo como se mostraba es alguien especial, inteligente y se está esforzando para que la empresa salga a flote. ¿Qué les parece si le dan una oportunidad como se la estoy dando yo?

—¿Y qué tal si te ganas la confianza de tus padres diciéndonos antes lo que tenías pensado hacer? —interpeló su progenitor.

—Es que lo estuve pensando durante toda la semana, pero no me atrevía a hacerlo, debido a que he sido la artífice de que ustedes tengan esa imagen de él.

—La próxima cuida tu lengua, porque puede ser tu peor enemiga como en este caso. No estoy de acuerdo con esta salida,  definitivamente no.

El padre de Gloria no estaba convencido de que su hija tuviera que salir con el jefe. Esa era una situación compleja y delicada que no era correcta por muchas razones. Mezclar dinero y placer no era algo inteligente por parte de los dos. Él suponía que Gloria solo sería la distracción para ese hombre por un tiempo hasta que lo deseara y después la desecharía una vez que la situación en la empresa fuera incómoda e insostenible, pero esa chica no quería entender que él era la voz de la experiencia, ella debía cometer sus propios errores y que estos le dolieran mucho para poder aprender algo.

Convencer a su padre de que no se metiera en el asunto entre ella y Enrique era casi una misión imposible. Era evidente que no la quería ver cerca de él incluso sin conocerlo. Después de unos minutos en que siguió respondiendo preguntas, llegó un mensaje a su móvil, era Enrique que le informaba que estaba esperándola fuera.

—Si no quieres que te lleve, es mejor que vayas en mi camioneta, tiene rastreo satelital —dijo el papá de Gloria que no podía dejarla ir.

—No le diré que no puedo ir con él. Me voy... —Ella besó a cada uno de papás en la mejilla antes de salir por la puerta delantera.

Enrique salió de su vehículo para esperar a Gloria. Por más que prefería no dejar la comodidad de su camioneta, él prefirió ser visto para que no creyeran cualquier cosa. Esa joven era su responsabilidad en ese momento y como todas las cosas malas que ocurrían en el país, no quería que los padres de ella desconfiaran de él. No era el más digno de los varones, pero no tenía malas intenciones, solo quería pasarla bien con Gloria, que ambos se divirtieran, ya que tenían mucho «feeling», una gran conexión que no era únicamente el trabajo en equipo en el curro, era algo que iba más allá de eso.

Buenas noches!



Mi inocente secretaria Where stories live. Discover now