Capitulo 14

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Enfermería -Cuartel militar del país de la llama


Un hombre revisó las heridas en sus tobillos una vez más, Camus lo miró en silencio. Una vez llegados al cuartel Militar enemigo, Camus se aseguró de correr junto a Degel para posteriormente con un cristal roto que escondió cortarle los cabellos. No tuvo otra opción, si el ejército enemigo viera una melena tan bonita en un lugar tan brutal como lo era el cuartel, todo el mundo empezaría a desconfiar. Camus también atinó a embarrar el impoluto rostro blanco de Degel, también parte del negro cabello. Luego lo dejó caer con suavidad sobre el pequeño catre en dónde lo pusieron.

Pronto un par de médicos vinieron a revisarlos, solo entonces Camus supo que poseía un par de costillas rotas como así también un tobillo torcido. Degel por otra parte se encontraba bien, los médicos le habían dicho que solo necesitaba un poco de descanso para que pudiera despertar.


Camus recibió el cuenco de comida en sus manos, miró precavido en todas partes, en una esquina en particular sus ojos se cruzaron directamente con los ojos de un soldado que veía hacia él, Camus regresó su vista hacia su cuenco con rapidez. Aunque también había atinado a cubrir su rostro con un poco de barro, hubo cosas que le resultaron imposibles de esconder, como su apariencia pequeña y su piel sumamente blanca por ejemplo.

En un país como lo era el país de la llama, donde el sol alumbraba fuerte la mayoría del tiempo, encontrar una piel tan tierna y blanca como la suya, únicamente las sirvientes vírgenes del templo de Gum se veían así de pálidas y eso se debía a que estaba prohibido que estas salieran a ver la luz del sol, el fornido soldado lo notó, el médico silencioso lo notó. Camus comió con lentitud, este lugar ya no era seguro para ambos, miró de reojo a Degel que aún dormía, por fortuna tanto la musculatura como el barro que ensució la piel logró que creyeran que se trataba de cualquier otro guerrero.

Camus tocó la frente del contrario en busca de cualquier rastro de fiebre, suspiró aliviado cuando encontró que la temperatura era la correcta. Miró a Degel con detenimiento, anteriormente no recordó nada de lo que había sucedido, simplemente se encontró a si mismo despertando en medio de todo ese caos y un Degel inconsciente no muy lejos de él.

Camus sabe que Degel lo odia, pero aún así el sigue siendo Camus; una persona incapaz de hacer daño a conciencia a nadie. Independiente de todo lo que Degel le ha hecho, Degel también es su hermano. Abandonarlo a manos del enemigo no era una opción para el. Camus pensó que estaría bien siempre y cuando lo acercara a las puertas del reino del norte, Degel correría a convertirse nuevamente en el aclamado principe heredero mientras que él...


Camus miró el arroz a medio comer en su cuenco, el sonrió suavemente

Siempre que tuviera un poco de comida y salud, estaría bien donde fuera que estuviera. Por nada del mundo pretendía regresar a la nación del norte. No quería regresar a convertirse en el cuarto principe quien actualmente poseía el título de Princesa Rubí, aquel que es despreciado por su padre y su esposo, aquel que casi murió de hambre en el palacio frío, aquel que siempre fue humillado y tratado con indiferencia. Ya no estaba dispuesto a seguir viviendo todo eso ahora que poseía la oportunidad de elegir su propio camino sin que nadie le impusiera nada. Él no sería como su madre, no se arrepentiría de sus decisiones.




- Pequeño...

Alguien lo llamó, se trataba del doctor quien parecía haber olvidado el nombre que le había dado, Camus se situó de pie rápidamente

- Rojo, puedes decirme rojo- Camus no pudo evitar recordar al buen Aldebarán - Mis amigos me dicen Rojo


El médico sonrió

Explota en la Sangre (DegelxCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora