Capitulo 15

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¡ Bloop!

Tanto Degel como Camus vieron a la cosa que brotó de las cenizas, ésta cosa...

- Es un pollo

Murmuró Camus, Degel aclaró con frialdad

- Es un Fénix bebé, crecerá en un par de horas

-¿ Entonces ellos... Volverán a convertirse en las personas que eran? - Camus se inclinó y con un dedo picoteó las mejillas abultadas del pajarito bebé que lo veía con expresión tonta, el preguntó- Si es así ¿ Porqué no nos ataca? Se supone que debería atacarnos apenas nos reconozca, somos sus enemigos

Degel bufó cansado, respondió con dificultad

- Tonterias. Incluso para ellos ,morir significa también olvidar. Toda recompensa acarrea sus riesgos, es por eso que tampoco desean morir

- ¿Entonces es así?

Camus frunció las cejas al escuchar el insulto hacia su persona, sin embargo, decidió ignorarlo. Pronto ya no tendría que lidiar con ésta persona nunca más

- jajaja qué bonito es

A Camus le pareció muy llamativo los vivos colores del polluelo que lo perseguía de un lado a otro buscando calor de sus manos. Es gordo y chato, enteramente apachurrable, Camus se preguntó ¿ Cuál sería el nombre del ave? Poseía unos ojos esmeraldas preciosos, el sonrió y una vez más picoteó las mejillas del ave luego hurgó en sus bolsillos y retiró un pañuelo en el cual había escondido un poco de arroz, tendió el grano al polluelo que con felicidad picoteó el arroz

- Deja de alimentar al enemigo.

Degel recordó mientras despojaba a Krost de sus vestimentas militares, maldición, si bien no había recibido una herida fatal aún se sentía algo cansado, el pensó que el asunto había quedado resuelto, pero entonces para su sorpresa Camus respondió a sus palabras

- ¿ Qué hay de malo en alimentarlo con su propia comida? Después de todo los intrusos aquí somos nosotros no él. Y también estamos comiendo de su arroz

Degel quedó de piedra cuando escuchó aquello, es la primera vez que escuchaba al menor ser tan elocuente. Giró a verlo con ojos asesinos, Camus sonrió tímidamente

Es la primera vez que se muestra dispuesto a discutir con Degel por algo que el pensaba era lo correcto, Camus se encogió en su lugar cuando el mayor avanzó hacia el a pasos firmes. Una vez frente a frente la diferencia de alturas era notoria. Degel lo miró a los ojos por un corto periodo de tiempo, segundos después sostuvo una de sus muñecas y lo llevó consigo.

Claro, no debían perder el tiempo en discusiones banales, ahora lo primordial era escapar de ese lugar.

Camus vió el perfil de la persona que lo sostenía, los rasgos de Degel nunca dejarían de ser llamativos, el cabello negro que ahora portaba se sacudía rebelde con el viento, le extrañó que Degel no hiciera ningún comentario con respecto a su cabello, aunque conociendo lo racional que era no debería extrañarle la poca importancia que le daba.


El cuartel militar del ejército de la llama, así como en el ejército del norte es una fortaleza impenetrable. Así como era difícil adentrarse, también era difícil escapar de ese lugar. Degel lo sabía más que nadie

Ambos esperaron detrás de una tienda militar, Degel escuchó con detenimiento el diálogo que se llevaba a cabo entre los dos guardias frente a la tienda.

- Ésta noche el principe dió aviso de que habría un gran banquete, apesar que no logramos salir victoriosos, el avance del clan de los hombres lobos hacia el sur nos dió una brecha bastante amplia. Dijeron que el ejército del Sur enviará una caravana de regalos y presentes para nuestro príncipe.

- No me resulta confiable estrechar lazos con esos lobos traicioneros, todo el mundo sabe que hace apenas unos años empezaron a salir del bosque Oscuro que anteriormente era su territorio. Son salvajes e incivilizados, más garras y colmillos que espadas.


- Es verdad. No entiendo qué es lo que llevó al Rey Aesneas a formar lazos con ese clan lleno de bestias... Enviaron al principe Asmita a convertirse en esposa del segundo principe, ahora también se rumora que piensan enviar al principe Shaka para convertirlo en esposa del tercer principe Saga.

- Ridículo, es como enviar una joya a un mono, no sabrá el valor de éste. Omitamos lo de los príncipes ¿ A qué hora llegará esa caravana de la que hablas?

- Deberían ingresar a la base en un par de horas



Degel escuchó con detenimiento y procesó toda la información en completo silencio. Así que era así, el clan de la llama finalmente habían coludido con el clan de los hombres lobos para hacer caer al País del norte.

Kardia Finalmente había mostrado sus verdaderos colmillos y dientes.

Degel volteó a ver a Camus, frunció el entrecejo al ver que este también se encontraba pensando. El secamente informó:

- Esa caravana llegará en un par de horas, prepárate.

Camus lo miró a los ojos y asintió afirmativamente. Degel devolvió la vista al frente.




Horas más tarde los guardias que custodiaban la entrada del campamento asintieron unos a otros dejando entrar a un gran grupo de unas 80 personas, algunos conformados por guerreros de aspecto y vestimentas salvajes que venían orgullosos sobre sus monturas, también venían carretas repletas de presentes para el príncipe y como sorpresa principal. Atados uno atrás de otros, más de 30 rehenes del clan del norte que fueron sometidos a ser esclavos. Entre ellos hombres y mujeres para el deleite del ejército de la llama.

Degel ejerció presión en sus puños cuando vió a sus compatriotas ser tratados así, como mercancía sin uso ni valor. Con ésto el imperio de Aesneas lo había dejado en claro. Los años de paz entre las dos naciones ha llegado a su fin


Camus, quien también veía a los prisioneros del norte, no pudo evitar pensar que quizás todo ésto era culpa suya, después de todo el principe Milo había pedido su mano y...


- La escusa del matrimonio, era una simple formalidad - como si leyera su mente Degel habló, en ningún momento lo miró - Meses antes de nuestro matrimonio fueron invitados los del clan Fénix. Milo sabía que te habías convertido en mi esposo simplemente buscaba un motivo para dar comienzo a una guerra. Todo ésto en ningún momento trató de tí.

Quizás fuera porque lo distrajo de sus pensamientos autodestructivos, o quizás solo lo había imaginado, pero algo en lo que Degel dijo lo dejó descolocado. Él ¿ Lo estaba consolando?

Siempre tiene esa voz fría y cortante, quizás no fuera porque quería lastimarlo, pareciera que Degel no estaba acostumbrado a tratar con las demás personas.


- Ven conmigo.

Degel se dispuso a llevarlo entre la caravana cuando de repente un gran alboroto los detuvo. Guerreros aparecieron por todas partes, finalmente un soldado gritó entre el montón:


- Su Majestad... EL principe Milo.





Degel supo que sus planes habían cambiado, volteó a ver a Camus, Camus había perdido su característico color rojo tanto en sus ojos como en sus cabellos, pero por alguna razón Milo parecía tener una fijación sobre el, ésto indicaba que debía conocer a Camus de alguna parte, se preguntó, incluso ahora con los cabellos negros ¿ Sería capaz de reconocerlo?








Continuará....

Explota en la Sangre (DegelxCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora