Capítulo 13

109 24 3
                                    

—¡Jungkook tienes que calmarte! Sabes que esa mujer siempre busca provocarte. A Yugyeom le hace lo mismo. No puedes caer en su juego.

—¡Ella se metió con los niños! No tiene ningún derecho. ¡Estoy harto de lidiar con todo esto! ¡Estoy cansado de que todo el mundo me diga cómo actuar, qué hacer o qué vida llevar!

Eun-Woo ya había escuchado bastantes conversaciones de Kook y Yugyeom y sabía que el chico estaba pasando por una pequeña crisis. Y a pesar de que se consideraba un tipo que vivía su vida sin importarle demasiado lo que pasaba a su alrededor, sentía simpatía por el guapo Jeon Jungkook, por lo que en ese momento dejó de lado sus pequeñeces y decidió darle consuelo.

—Jungkook, sé que estás cansado y agobiado. Te he escuchado hablar. Lo siento, no he querido ser entrometido. No he opinado ni nada, pero creo que mereces un respiro. Has pasado los últimos meses preocupado de ser un buen padre y te sientes solo. Tienes derecho a quebrarte.

En ese momento Jungkook hizo lo que le estaban pidiendo. Simplemente se quebró y comenzó a llorar. Eun-Woo lo abrazó y consoló. No intentó aprovecharse, porque no era tan canalla. Si, estaba molesto, porque sentía que toda la situación era injusta para Jungkook, con un Seokjin ausente y sin la mínima idea de lo que estaba pasando con su "esposo" en Corea.

Una vez que se calmó y se sentaron en las gradas del gimnasio, Eun- Woo sostenía las manos de Jungkook. Se mantenía en silencio, esperando que él lo rompiera.

—¡Soy patético!, debes pensar lo peor de mí.

—¿Qué voy a pensar Kookie? Qué estás cansado y solo con tantas responsabilidades...he escuchado que tu pareja pasa mucho tiempo afuera. Imagino que han sido meses difíciles.

—No es culpa de Seokjin..., sé que él tampoco está feliz con esta situación, pero de verdad a veces quisiera huir, no pensar en nada...no tener tantas responsabilidades. Amo a mis hijos, pero todos los días al llegar a casa, quieren que esté con ellos, jugar... hablar y yo sólo... sólo quisiera un poco de tiempo para mí... ¡dios, soy un asco como padre!

Eun-Woo rio. No pensaba lo mismo. Simplemente consideraba normal sentirse sobrepasado por una situación así. Él lo estaría. Por mucho que le agradaban los niños, no se imaginaba una vida con tanta responsabilidad.

—Lo que tú necesitas es una distracción. Mira...nunca hemos logrado terminar bien tú y yo, pero quiero invitarte a unirte a mi grupo de amigos. Es gente sencilla, viven en mi condominio. Nadie preguntará nada personal, nadie te conoce..., sólo serán unos tragos, karaoke...no lo sé...Jungkook, creo que te hace falta.

—Debo levantarme temprano mañana. Mi hijo tiene un partido importante...

—Puedes ir un rato. ¡Vamos, anímate!

El timbre sonó y Jungkook debía volver a clase.

—Piénsalo. Ahora ve al baño y lava tu cara. Yo te cubriré con tu clase. No tengo horario en este momento. Tomáte tu tiempo.

—Gracias Eun-Woo. Gracias por escuchar y por esto. Lo pensaré. Iré en un rato.

Jungkook se miró al espejo. Antes de ir a su clase, buscó al director. Le explicó su versión y éste le dijo que no se preocupara porque Cheng se iría en una semana. De todas maneras, trató de profundizar en lo que le pasaba a su profesor estrella. Estaba al tanto de los viajes de Seokjin e intuía que eso probablemente lo tenían un poco alterado. Pero Jungkook se mantuvo cerrado a hablar del tema, y le aseguró que estaba bien. Sin decir más, se retiró y se dirigió a su salón, donde Eun-Woo mantenía controlado y entretenidos a sus alumnos.

Cuando terminó la clase, eran cerca de las dos de la tarde. Su teléfono sonó. Era Seokjin. Se sintió mal. En Nueva York eran las dos de la mañana.

—Jungkook... ¿puedes decirme qué te sucede?, viajaré hoy mismo...

Nuestra Pequeña FamiliaWhere stories live. Discover now