🩺CAPÍTULO 43🩺

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—¿Qué te parece si me hablas de tu niñez? —pregunté a Antonella, quien desde que entre a su habitación, siguió todos mis movimientos, como si de esa manera lograra calmar sus nervios.

—No quiero hablar de mi niñez —respondió.

—Entiendo, pero debes hacerlo, es importante, porque algunas conductas que tenemos en nuestro presente estas relacionadas por nuestra niñez —expuse.

Ella me miró, sin creer por completo lo que decía, pero al final soltó un suspiro y dijo:

—Mi niñez fue buena, mis padres siempre me daban todo y llevaban a cualquier sitio donde iban ellos, incluso me dejaban elegir el lugar de nuestras vacaciones. Todo parecía genial, me sentía como una reina, todo lo que ordenaba lo tenía —una sonrisa curvó sus labios—. Hasta que un día mientras veía la televisión vi una audición, y le dije a mis padres que quería hacerlo —expuso—. A partir de ahí, todo se volvió complicado.

—¿En qué aspecto?

—Entre a la audición, era de una novela infantil, me dieron un papel secundario, le dije a mi padre que quería ser la protagonista, no la amiga de la protagonista, así que él se encargó de que así fuera —confeso—. La novela se volvió un éxito, y mi fama creció. Al principio fue divertido, porque parecía la reina del mundo, no solo de mi casa. Pero poco a poco todo dejo de ser divertido, ya no podía ir de vacaciones cuando quisiera, ni jugar, porque mis compañeros de set no me querían, incluso el director. Una vez lo escuché decir que era una pesadilla, quizás lo era —admite—. Cuando las cosas no eran como yo deseaba, solía arruinar todo, me escondía o hacia mal la toma de la escena. A veces lo hacía solo para fastidiarlos, pues tardaban más en irse a sus casas. Ahora se, por Estrada, que lo hice para no quedarme sola en casa —expone—. Porque mientras más aumentaba mi fama, también el trabajo de mis padres, lo que volvió su tiempo limitado. Llegue a un punto en que mis padres me enviaban sola a casa. Solo tenía diez años y me sentía muy sola —bajo la mirada a sus manos.

Hizo una gran pausa, pero espere a que volviera hablar.

—Una vez, en el set, escuche a alguien decir que la causante de que nadie quisiera jugar conmigo, era yo, por mi forma de ser. Ese mismo día, escuche a mis padres discutir, la razón, mi forma de ser, que les estaba causando problemas con los directores de la empresa a la que pertenecía. Uno le echaba la culpa del otro. Eso me destrozo, porque significaba que nadie me quería por mi forma de ser. Incluso mis padres se negaban a aceptar la responsabilidad —dijo—. Quería que todos me quisiera, así que empecé hacer todo lo que pedía, no exige nada a nadie, incluso soporte humillaciones por parte de algunas personas. Todo para agradarles, sin importar que en ocasiones se aprovecharan de mí, pero luego, tuve que hacer todo lo que pedían para vender, para mantener mi fama, no sé en qué momento llegué a eso, en qué momento mi empresa y padres tomaron el control de todo. Sin darme cuenta, mi vida dejo de pertenecerme —levantó la mirada con ojos llorosos— y sabes qué fue lo peor, que me seguía sintiendo sola, no importo cuanto hice, cuanto me cambié, o hacia lo que los demás pedían, seguía sola... —Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos—. No importo nada, porque incluso, siendo amable los escuche hablar mal de mí, y eso me hizo molestar mucho —dijo— todas esas personas que he tratado mal, fue porque dijeron cosas horribles de mí, pero la villana soy yo, la mala educada soy yo. Sabes lo que es que tu propio equipo de maquillistas o aquellos que te visten, que están todo el tiempo contigo, que te tocan y dedican sonrisas, diciéndote lo hermosa que te ves, en tu ausencia digan que eres una maldita perra que no merece su fama, que no tiene talento, que esta gorda, fea o toda palabra ruin que se te ocurra respecto a tu fisico y personalidad. Y sé que vas a decir, como Estrada, eres famosa, es a lo que te expones, cierto, pero una cosa es que lo hagan en redes sociales personas que no conozco, y otra las que me rodean. Intente tolerarlo, juro que lo intente, pero un día explote, y ¿sabes que paso?, ellos comenzaron a cuidar sus palabras. Y entonces lo supe, debía ser como antes para callar sus bocas, porque comenzaba a convencerme que era todo lo que decían, que no tenía talento, que era gorda, fea, todo comenzaba a creerlo, aun una parte de mi lo cree.

PRESIENTOWhere stories live. Discover now