🩺CAPÍTULO 53🩺

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El día de hoy, sentía que el mundo tenía más color, mi ánimo incluso volvía a ser el mismo. Y sabía que eso era porque pronto vería a Cole. Mis días ya no se sentirían vacíos, ya no buscaría mantenerme ocupada para no mirar el celular.

Por eso al entrar al hospital saludé a todos con entusiasmo. Hasta que mi mirada se cruzó con la televisión.

Esta madruga, justo a la una de la madrugada, se reportó de nuevo un temblor, el cual, aunque no fue de gran escala como el primero, se colocó en el tercer lugar de los temblores más fuertes reportados en el lugar. Se han reportado personas desaparecidas ante el desplome de dos albergues, así como un hospital. Por el momento, los rescatistas están haciendo todo lo posible para sacar a las personas de los escombros lo más rápido posible, en caso de un nuevo temblor y evitar que aumenten el número de muertos.

Un nudo se formó en mi estómago, porque, justamente, a esa hora estaba hablando con Cole.

—Escuche que se quedaran un mes más —dijo un enfermero a mi costado, que estaba con su compañera.

—Pero no pueden obligarlos a quedarse, es mucho riesgo para ellos, se ha desplomado un hospital, qué tal si alguno de ellos estaba ahí —informó la chica.

En ese momento, mis compañeros callaron y se abrieron paso, al pasar los directivos cerca de nosotros, entre ellos el abuelo de Cole, que se miraba muy sereno.

—Oh, parece que habrá reunieron —dijo la enfermera.

—Claro que sí —dijo el chico a su lado— mandaron a sus mejores médicos y enfermeros, no creo que se vayan a arriesgar a perderlos, y más con el nieto del director en el lugar.

El nudo de mi estómago se volvió más fuerte, al punto que sentí ganas de vomitar.

—Oh dios, mira la hora, vamos tarde al turno.

Ignore su carrera, pues me concentre en la mía al baño.

Al llegar me encerré en una división y vomité mi desayuno.

Vamos, Jaz, respira, respira. Me dije mentalmente, mientras sentía que el aire me faltaba. Todo va a estar bien, él está bien, Dona y Mateo están bien.

Cuando todo mi desayuno escapó de mi estómago y logré recuperarme, salí del baño, solo para encontrar a Gloria.

—¿Se siente bien, psicóloga? —preguntó.

—Sí, creo que el desayuno me callo mal —mentí.

—Tengo pastillas para el estómago, le daré una —la vi abrir su bolso.

—No es necesario —intervine— no me gusta tomar pastillas —agregó.

Me incliné a lavar mi boca.

—Bien —dijo—. Nos vemos en la recepción —la veo salir del baño.

Cerré los ojos con fuerza y respiré hondo, para seguido retocar mi maquillaje y meterme un chicle a la boca.

🩺🩺🩺

Durante el día no tuve apetito, pero luego de vaciar mi estómago, sabía que debía comer algo, por lo que fui a comprar una dona, cuando realmente no quería salir de la oficina para evitar escuchar las suposiciones creadas por mis compañeros respecto el terremoto, al crearme ansiedad.

Aparte, si era verdad que pensaban traerlos de vuelto, estoy segura de que Cole no lo hará, así como otros, no cuando tantas personas los necesitaban.

Al entrar a la cafetería, me di cuenta de que algunos me miraba, pero los ignore y me concentre en comprar mi dona, y tan pronto la obtuve, salí lo más rápido posible de ahí.

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