🩺CAPÍTULO 44🩺

28 7 1
                                    

Tan pronto llegué a casa, me dispuse a limpiar con rapidez, los últimos días había estado algo ocupada, por lo que el desorden era bastante evidente.

El timbre sonó justo en el momento que terminaba de lavar los platos, así que sequé mis manos con rapidez y fui abrir la puerta.

—Nuevo platillo de Francisco —me mostró la bolsa, con una sonrisa en sus labios.

—Pasa —me hice a un lado.

Me acerqué con él a la mesa y comenzamos a sacar el contenido de la bolsa.

—Por cierto, este fin se estrena una nueva película animada, ¿quieres ir a verla conmigo? —pregunté.

Él se quedó inmóvil un momento, algo que llamó mi atención.

—¿Sucede algo? —pregunté—. Si tienes algo que hacer, no importa, podemos quedar el próximo fin.

—Jaz —se giró hacia mí—. Hoy me informaron que iré de voluntariado —soltó de repente. No veía la gravedad, es algo que suelen hacer muy seguido, y solo están fuera una semana—. Estaré fuera tres meses —agregó—. Dado que iré de voluntario a la ciudad donde ocurrió el terremoto. Han reportado muchos heridos, y necesitan de mi ayuda por mi habilidad y conocimientos.

Ya había escuchado del desastre al llegar al hospital, así como mis compañeros hablar de eso a la hora de comida, pero no pensé que ellos serían enviados, no cuando son tan fundamentales en el hospital, de ahí la razón que cuando iban de voluntarios solo duraban una semana.

—Eso no es todo, no podemos hablar, dado que no tienen conexión a ninguna red.

—¿Es por esa razón que querías verme hoy? —pregunté, y él asintió— ¿Cuándo te vas?

—Mañana, el avión saldrá a las cinco.

Apreté los labios, al mismo tiempo que mi corazón se estrujaba, pero asentí.

—Está bien —sonreí—. Ayudarás a muchas personas.

Él me miró por varios segundos.

—Lo siento —dijo, antes de que lograra peguntarle que pasaba—. Tenemos poco saliendo y ya te he dejado muchas veces sola —agregó.

Sonreí y me tomé el atrevimiento sostener su cara entre mis manos.

—Oye, está bien. No me importa, decidí darte una oportunidad conociendo lo que eso significaba. No me echaré atrás solo porque me dejes tres meses. He vivido veintisiete años sin ti, podre estar tres meses sin ti —expuse, y él no lucio mejor.

—No quiero que lo hagas —confeso—. No quiero que puedas vivir sin mí —expuso.

Reí, y él no pareció divertido. Liberé su rostro.

—Cole, no seas tóxico —dije—. Ahora, cenemos, muero de hambre —aunque en realidad había perdido el apetito.

La cena fue silenciosa, porque Cole parecía no tener ganas de hablar, por lo que, al terminar, dije:

—¿Qué te parece si vemos una película?

—Bien.

Me puse de pie, y comencé a levantar los platos y meterlos en la bolsa con su ayuda, para seguido ir a dejarlos en la cocina, mientras él encendía el televisor, y buscaba que ver. Al regresar a él, me senté a su lado en el sillón, y vi que eligió Mulán.

—Mulán es mi película favorita —dije, mientras me escabullía entre sus brazos.

Él se tensó un poco por mi acción, la cual no esperaba, menos que recargara mi cabeza en su pecho. Pero sentí la necesidad de tenerlo cerca, luego de pensar que no lo estará durante tres meses.

PRESIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora