la sopa soluciona todo y la tarta de fresas ¿también?

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Cuando despierta de su siesta y su madre está en el marco de la puerta de su habitación con sus brazos cruzados y su ceño fruncido, Jennie sabe que los decepcionó, así que se gira en la cama y le da la espalda. No quiere ver la decepción en los ojos de sus padres porque le duele saber que Lisa la mirará de la misma forma o incluso peor.

—¿Estás mejor, hija? —su madre pregunta y Jennie quiere llorar, por lo menos no le dejarán de hablar—. Tu padre dice que te tomes las pastillas que están en la mesa de noche, luego te traerá sopa.

Asiente y con un suspiro cansado y dolorido se incorpora lo que más puede en la cama, todo sus músculos se quejan. Sus piernas ya no duelen y sus brazos tampoco, sus costillas aún se quejan y los moretones tampoco se irán fácilmente. Bebe agua y baja las pastillas.

—Dile que gracias por las pastillas —dice en un susurro y vuelve a deslizarse hacia abajo en su cama.

—Díselo tú misma cuando suba con la sopa, cachorra —responde y le enciende la televisión de la habitación. Jen asiente ante lo dicho—. También dile que deje de llorar.

—¿Qué? —se tensa y se mueve rápidamente para mirar a su mamá a la cara, todo su cuerpo se queja por el repentino moviendo.

—No hagas eso que te harás más daño —ella llega a socorrerla y le acomoda la almohada para que su cuello no duela—. Está como loco horneando y diciendo que su cachorra es un ángel caído.

—Pero... —no entiende lo que está pasando, su padre debería estar muy enojado con ella.

—Sí, estuvo mal lo que hiciste y aún no terminas de recibir tu merecido, pero tu padre... —le sonríe y niega con su cabeza—. Él está tan seguro que esa omega es tu predestinada, dice que ni bien termines de recuperarte debes correr a disculparte con ella.

—¡Y debes estar presentable y llevarle las flores más bonitas! —su padre habla desde el marco de la puerta, tiene una bandeja con un plato de sopa y otras cosas más.

—¿No deberías estar enojado conmigo? —pregunta con un puchero y él frunce el ceño dándole una mirada dura.

—¡Claro que lo estoy! —deja la bandeja en la mesa de noche y lleva sus manos a su cadera—. ¡Pero el amor es más importante, cachorra! ¡No debes dejar ir a esa bonita omega!

—¿Eso significa que no estoy castigada ni nada? —hace ojitos de cachorrita y su padre suaviza su ceño.

—Claro que sí, tendrás que limpiar el tejado con tu madre. Las cosas no se hacen solas en esta casa —joder, por lo menos no tendrá que mover muebles—. Pero primero debes comer para mejorar.

***

Miserable. Lisa se siente miserable y con muchos otros malditos sinónimos y adjetivos negativos más, su pecho duele y su omega no para de llorar. No pudo dormir en toda la maldita noche, desde el martes por la tarde está llorando como una idiota por toda la casa y tiene a seis alfas cuidando de ella como si fuera una jodida bebé.

Ayer por la mañana sus hermanos alfas llegaron con algo de sangre en los puños y oliendo a feromonas fuertes de enojo, si no fuera una maldita omega pura se hubiera retorcido. Sus padres estaban muy enojados con los alfas y Lisa no sabe exactamente a quién golpearon, tampoco se dijo ni una palabra al respecto, sobre todo porque Lisa es una maldita genio y sabe perfectamente a quien pudieron haber golpeado.

Está acurrucada en el sillón, negándose por segunda vez consecutiva ir a clases y no recibiendo ninguna queja por parte de sus padres. Ellos estaban tan enojados cuando supieron todo, que todo no fue más que una mentira y una asquerosa apuesta. Su pa Jiun la abrazó hasta que dejó de llorar aquella tarde. Eso no implica que no haya llorado como una maldita idiota todas las otras horas restantes de estos días.

Put me in the sky, my love | JenlisaWhere stories live. Discover now