Modelo sexy

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Capítulo  10

—Hola, ¿Camila, verdad? —me dijo una chica un poco mayor, con el pelo pintado negro y cortado en ondulaciones—. Soy Paloma, cuidadora de niñas. ¿Tú cumples algo de lo que me has dicho? Me dijeron que ya hablaron contigo. Creo que tenemos que asistir en bañarte y peinarte —volví a mirarla—. Bueno, voy a mandar a alguien que traiga tus cosas y te ayudo.

Me ayudaron con cosas como el cabello y a terminarme de echar el agua. La niña que había visto anteriormente, Sofía, parecía ser muy unida a esta, pues le ayudaba y la obedecía. Me daba la percepción de que hasta parecía un poco de miedo. Me vestí y terminé la cena. Catrina no salió de ahí después de lo que había pasado en la tarde por Mauro. Yo me había quedado observando en el patio un rato más. Llegó la hora de la comida y llegaron todos de la escuela. Llegó una chica morena llamada Laura y así fueron llegando uno a uno todos. Me di cuenta de que salían a diferentes escuelas, lo cual era fascinante. Era interesante ver lo que pasaba.

La primera noche en esta casa llegó más rápido de lo que yo esperaba y me fui a dormir. Me asignaron mi cama, me asignaron un lugar para poner mi ropa. Me sentía t extraña aquí, era como si no encajara. Al entrar a la habitación, me topé con esta chica, Catrina, la que tanta curiosidad me daba. Tenía ganas de cuestionarle cosas pero no podía hacerlo. La vi aferrada a un libro de Harry Potter cuando una de las mayores le dijo:

—Báñate, el olor está penetrando la habitación y en algo te molesta —le respondió ella, algo seria—. Estás viendo que la situación está así, por favor báñate, Katherine.

—No, y te recuerdo que no eres nadie para mandarme —dijo chupándose los labios nuevamente.

La otra no tuvo más que voltearse y caminar un poco. Yo me subí a mi cama. No podía dormir, hacía calor y al ser la primera noche solamente me bañé rápidamente. Me sentía como si no perteneciera a este lugar. Era tan extraño sentir que algo era tuyo y a la vez no. Tenía ganas de gritar por la injusticia que me estaba pasando. Extrañaba a Aurora. Pronto sonó una alarma. Podría apostar que era muy temprano, 5:30 para ser exactos. La mayor que me había hablado dijo riendo:

—Levántense.

Yo había podido conseguir mantener mi teléfono conmigo. También había podido mantener la contraseña y el internet para sobrevivir. La mayor dijo:

—Los horarios de levantarse aquí son demasiado pronto. Yo los cuido por la mañana, pero voy a la escuela, así que los tengo que levantar antes para dejarlas listas —nos dijo a mí y a las más chicas.

Me levanté, me coloqué la ropa y traté de continuar, pero aún tenía sueño. Sofía, la niña güera, no decía nada, solamente batallaba para levantarse y se tallaba los ojos.

—Sofi —volvió a hablar Paloma—, ya le expliqué a la nueva, por favor párate tú —volvió a hablarle a Katherine. Se retorció en su cama y dijo:

—Sí, ya  voy 

Se paró muy de mala gana, comenzó a peinarse y a tender su cama. Laura, por el contrario, con una risa sarcástica dijo:

—¿Y ese milagro? ¿Quién quiere que la vea o qué? No ha ido a la escuela en una semana y media desde la semana pasada y ahora resulta que de la nada está dispuesta a pararse. ¿Qué le está pasando? —Paloma la acompañó con una risa—. Ah, espérate, el miércoles vamos a ir al rancho que van a dar ese y el sábado son los 15 años, ¿verdad, Lau?

PROHIBIDO SEGUIR  AL CORAZONWhere stories live. Discover now