Impulsos

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“impulsos”

Ámsterdam, Europa
Marvin

Ya había pasado un pequeño tiempo desde la última vez que Jayden y yo habíamos salido, así que se me ocurrió una idea genial y obvio se la comentaría a Jayden.

Estuve un par de minutos—por no decir horas— reflexionando si enviarle mensaje o no, hasta que me decidí y le escribí preguntando si estaba libre y si podíamos vernos para salir a caminar o algo por el estilo. Al cabo de segundos Jayden me respondió de manera positiva y ahora temía el tiempo contado para arreglarme e ir con el.

—¡Caro!.

Llame de manera urgente a mi hermana, tenia muchos problemas, pero el más esencial era: "NO SABÍA QUE PONERME".

—Vaya pero que escándalo tienes aquí— Carolyn entró a mi habitación en un estado pacífico.

Estaba claro que ella no tenía preocupaciones y vaya que la admiraba.

—Voy a salir con Jay pero tengo el mismo problema de nuevo— respire. —¡¡NO SE QUE RAYOS PONERME!!.

Ella me miró un momento como sin poder creer lo que le decía y luego comenzó a reírse.

—No te preocupes, ya te ayudo.
Camino hasta mi closet y empezó a mirar todo.

—Había olvidado que tenias mejor estilo que yo— fingió tristeza.

—Te puedo recomendar algo— sonreí levemente.

Ella siguió husmeando mi closet, sacaba algo, lo regresaba, volvía a sacar otra cosa y metía otra.

—Esto te quedará perfecto con......estos zapatos— me entrego el par de zapatos y el conjunto de ropa.

El conjunto constaba de un pantalón marrón con un suéter color mostaza, los zapatos no me agradaban así que a escondidas los reemplace por mis converse negros.

Tome una ducha de lo más rápido posible, me vestí con tanta prisa que casi olvido abrochar el pantalón, lo menos importante era el cabello, solo lo cepille y se acomodo ligeramente a su gusto.
Termine por los tenis y finalmente salí de mi habitación,  camine tranquilamente por la sala y todo para llegar a la puerta y así salir del departamento, pero, Carolyn me interrumpió.

—Esos no eran los zapatos que te dije— se quejó.—Pero igual te vez increíble,  pero falto tu loción.

Me lanzó mi pequeña botella y de solo suerte la atrape, la use y la deje en la mesa de la entrada para después sonreírle a mi hermana y despedirme solo agitando ambas manos.

Mi trayecto no era tan largo así que la idea de ir caminando no estaba mal, además, caminaba muy rápido desde pequeño.

Literalmente sentí que volé y es que cuando al final reaccione ya estaba a poco metros de Jayden. Apresure mi paso hasta estar donde él estaba, su conjunto era especial, usaba unos pantalones beige con una playera de tirantes blanca que le favorecía mucho para que se pudieran notar sus músculos no tan exagerados que tenia.

—Marvin— me saludo alegremente.

—Jay— mi sonrisa ya era visible, cada que estaba con el me sentía en una pintura de Van Gogh, pues no sabía que traería el siguiente trazo, la siguiente aventura y además, cada detalle que contenía el rostro de él era increíble y muy simétrico.

Sus ojos eran los que más me gustaban, eran de un tono tan fresco y pacífico como el mar, azules, llenos de agua clara y cristalina que increíblemente se teñían de azúl.

EL ARTE NOS LLEVÓ A TODO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora