CAPÍTULO 29

208 8 1
                                    

Mi Calvario

Luiciano

Mi mundo se volvió un caos andante todo y por culpa de una cría que es más obstinante que todos los putos enemigos que me he logrado ganar al pasar de los años.

Pero a pesar de todo eso no puedo vivir un segundo sin verla, sin admirarla, sin ver sus ojos, si tenerla a mi lado. Joder, jamás me había sentido así por una mujer, jamás. En mi puta vida.

Y menos ahora que sé que ella me “Quiere”, solo el recordar como sus pequeños labios pronunciaban esas palabras con tanta sinceridad, pureza e ilusión me estaban matando. Estoy tan psicópata por ella que no me conformo con que solo “Me quiera”  quiero todo, todo de ella, su amor, su alma. Quiero ser todo para ella, todo. Que yo sea lo único a lo que ella desee ver por la mañanas y también ver al finalizar el día.

No me conformo con que me “quiera”, me tiene que Amar, me tiene que Amar como nunca ha amado a alguien en su vida.

Puede sonar Obsesivo, psicópata, mezquino, posesivo, arrogante lo sé, pero me importa una mierda todo, soy así y eso ni ella lo podrá cambiar. Soy celoso con mi cosas, con lo que me importa y con ella soy el puto diablo andante.

No me importa si eso es malo o es bueno, si eso a ella le molesta o no. De una u otra manera tendrá que vivir con ello, quiera o no, le guste o no, de mí no escapará, de mi lado no se irá.

Joder, estoy perdiendo la cabeza y ahora más con lo que propuso el idiota de Antonio ¿Cómo se atreve a ponerla a ella en frente del hombre que asesino a su propia madre? Joder. Tengo muchas preguntas que hacerle a ese idiota, tantas. No me ha dado tiempo de ir a hablar con él pero esta tarde lo haré si o si.

Voy al pequeño bueno, no tan pequeño bar que se encuentra en mi oficina, me sirvo mi típico Whisky tanteando levemente el borde del vaso. Aspiro un poco de su aroma.

Exquisito.

Dos toques en la puerta llaman mu atención, Marco aparece en mi radar, mi amigo y uno de mis hombres de más confianza por años a parte de que es el jefe de toda mi seguridad, ha estado conmigo en las buenas y en la malas.

—Señor. —asiento en forma de saludo

—¿Qué tienes en las manos Marco? No recuerdo haber pedido algo. —digo al percatarme del par de carpetas que tiene en la manos. Llego hasta el borde del escritorio.

—Señor, le traigo una información que debe de saber sobre Jacob Ellie. —me pongo serio.

Los días que para Amelia “Estuve desaparecido” en realidad no fue así como tal. Solamente le fui hacer unas cuantas visitas a la Escoria que de encuentran en los calabozos del Círculo,  lugar que cualquier persona describe como el infierno. Me puse creativo y terminé torturándolo hasta que quedara inconsciente, aburrido. Ya que era mi tercer día jugando con él y me hizo ganar muy rápido. Esos días estuve lleno de sangre, con los nudillos rotos de tanto golpear y desquitarme con él, por muchas cosas, por lo de Antonio, por como me estaban yendo como mi negocio, por Amelia, todo por culpa de ella.

Joder, maldita, maldita y mil veces maldita.

—Habla.

—Jacob es dueño de dos propiedades en Inglaterra. —comenta —Son dos casas completamente amobladas. En pocas palabras son de “Lujo”.

Mi luz en la Penumbra      Where stories live. Discover now