CAPÍTULO 36

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Mi Oxígeno

Luiciano


Me enrollo una toalla en la cintura  mientras salgo de la ducha, con otra un poco más pequeña me seco un poco mi cabello negro azabache.  Me miro fijamente al espejo de mi baño y me es imposible no pensar en las mil y un maneras en las que asesinaré a todos los malditos que le dieron droga a mi mujer.

Ya va una semana en la que Amelia no despierta, una jodida semana en la que para todos los del Círculo han sido un infierno. Queme ciudades completas solo porque me dio placer y tenía que buscar la forma y el lugar en donde depositar mi ira.

Asesinar gente es mi juego de anti estrés.

Mientras Amelia no despierte, no me quedare tranquilo, no he podido dormir, ni siquiera he tenido apetito.

Anoche Alfret me comunico y me reporto todo el caso de Amelia, gracias al antídoto que creo Alfret  mi cría maldita seguía teniendo su corazón sano. No le di las gracias a Alfret porque yo no le agradezco a nadie, es su deber porque trabaja para mi. Otra cosa que me tiene sin cuidado es que Erick mando a su hija fuera de aquí, él era consciente de que si la volvía a ver no me hacia responsable de mis actos.

Muy bien pensado de su parte.

Ya se acerca el día de la reunión con los capos y los jefes de la Mafias. Mi cabeza está que explota, he tenido tanta tensión estos últimos días que todo me tiene cabreado a niveles pocos sanos.

Mi mujer es lo único que me da paz, a pesar de que hable hasta por los codos.

Ella es la única que tiene la capacidad de ponerme en mis cuatro casillas, ella es la única que me puede reprochar cada que le dé la regalada gana, la única que puede andar en mi piso desfilando sus pijamas de animales, la única que puede andar con vestidos de colores en mi Organización, la única que me puede volver trizas mi deportivo, la única que puede tocarme, la única mujer por la cual yo me pongo de rodillas las veces que sea necesario.

Mis días empiezan con ella en mi cabeza y terminan con ella.

El susto que me dio cuando pensé que la podía perder me dejó sin razonamiento. ¿Cómo perder lo único bueno que me ha dado la vida? Por eso estoy cabreado, el universo me esta demostrando que no merezco un Ángel como Amelia, que no tengo el derecho de tener a ese Ángel en mi infierno.

Pero lastimosamente las cosas se hacen como yo diga y no como el universo mande.

Tomo camino a mi closet y coloco un bóxer, joder. Mi miembro no ha parado de pensar en el dulce coño de mi Muñeca. La tensión que tengo me la puede bajar solo ella y únicamente ella, una paja ni siquiera seria posible en estos casos. Joder Amelia, te juro que cuando despiertes me las vas a pagar todas, te meteré la polla hasta por los putos oídos.

Me coloco a regañadientes una camisa de vestir negra y un pantalón negro, ubico mis zapatos negros y me los coloco. Salgo del cuarto mientras me muevo un poco el cabello para que se seque al natural.

Soy muy temático con mi cabello, no me gusta que nadie me lo toque, solo mi mujer. Solo ella.

—Señor, ya el hotel está al tanto de la reunión. —me dice Marco llegando a mí —Las capos ya tienen la fecha y la hora, logre retenerlos solo unos tres días, por lo de la señorita Amelia, pero claro que no les dije las razones del retraso. Solo que usted se encontraba un poco ajetreado con los de sus armamentos.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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