La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por todo el mundo entre los fanáticos del deporte.
Lola, es una chica directa y sin miedo a decir lo qu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
19 de marzo 2023 GP Arabia Saudita
Lo primero que siento es un golpe en el neumático trasero, justo donde está Charles, para después sentir como mi monoplaza se hace pedazos contra uno de los muros.
Había quedado fuera.
—¿Lola estás bien? —escucho la voz de Tony por el radio pero no le contesto. Estoy más concentrada en canalizar todo el enojo que sentía fluir por mi cuerpo. Mi respiración agitada no me ayudaba, quería romper todo, en especial la cara de Leclerc. Pero lo único que hago es apretar el volante con fuerza, juraría que si no tuviera los guantes vería mis nudillos blancos como una hoja de papel de la fuerza que estaba ejerciendo sobre el aparato.
—Lola, responde. —pidio mi ingeniero.
—¡La concha de la lora! —es lo único que sale de mi al reaccionar y sacarme todas las mierdas a mi alrededor para salir del monoplaza.
—Copy.
Una vez fuera del auto dejo que los hombres que vienen a socorrerme me lleven de vuelta al box donde espero paciente el final de la carrera. Solo dieron dos vueltas con Safety Car y la vuelta final con Leclerc en el primer lugar. Sin penalizaciones. Y verlo levantar el maldito trofeo con orgullo y derramar champagne con una sonrisa en el rostro hace que quiera golpearlo con aún más ganas. Era mi victoria. Yo era la que tendría que estar sosteniendo el trofeo, no él.
—¿Estás bien? ¿No te duele nada? —me pregunta Horner, con suma preocupación cuando me alejo de las pantallas.
—No. —respondo aún enojada y me encamino rápido hacia mi cuarto de descanso para estar sola, no quería descargar mi ira con nadie mas que con esas cuatro paredes que me daban un minimo de privacidad.
Di un portazo al llegar y solté un grito que venía conteniendo desde el impacto, que por poco me desgarra la garganta. Empezando a insultar a diestra y siniestra como pocas veces lo había hecho en mi vida.
—¡Me cago en él y en la trola re puta que lo tiró de las patas! ¿¡Que era lo que mierda queria hacer el tarado hijo de re mil puta!? ¡Sin ofender a la madre que debe ser un ángel comparado con la mierda humana, cerebro de cucaracha inutil de hijo que tiene! ¡Es un Imbécil! ¡Un pelotudo! ¡Un tarado! ¡Era mi victoria! ¡MIA! ¡Encima tiene el descaro de subirse al podio como si no hubiera hecho la estupidez más grande de su vida! ¡Caradura! ¡Infeliz del orto!
Frené un momento tratando de recobrar un poco la respiración por lo rápido que solté cada palabra, pero el enojo no se iba, quería golpear algo y lo único que encontré a mi alcance fue el termo de agua que no dude ni un segundo en agarrarlo y estamparlo contra la pared derramando todo su contenido en la misma y el suelo.
—¿Terminaste? —cuestiono Margot apoyada en el marco de la puerta de brazos cruzados y yo negué con la cabeza. —Bueno, vinieron un par de tributos por si querés golpear a alguien. —Termino de abrir la puerta dejando ver a mis amigos parados afuera.
