SNK: -"la última bruja"
el clan Ilazki era uno de los mayores misterios para todos los que alguna vez preguntaron sobre el mismo. nadie sabía con certeza las atrocidades por las cuales las mujeres de ese linaje habría pasado pero si se tenían rumore...
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0.74.
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Dos peleas.
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Bajo la capilla.
El grupo de la legión liderado por Levi estaba listo para atacar. No sabía cuantos habían del otro lado de la puerta, tampoco sabían que podrían encontrarse pero ahí estaban, listos. Tenían un plan en sus cabezas, sí funcionaba entonces todo saldría como lo habían pensado, de no poder cumplir, perderían a Eren.
El grupo de Kenny, por el contrario, esperaba algún tipo de ataque, con la diferencia de que no tenían idea de que iban a hacer sus enemigos y nunca se esperaron la jugada especial de la legión contra ellos. Una patada fue suficiente para hacer que la puerta de manera se abriera por completo y por consecuencia, varios de los hombres de Kenny se escondieron detrás de los pilares de cristal, el lugar estaba iluminado a pesar de ser literalmente una caverna bajó una capilla.
—Entraron— la mujer rubia, Traute Caven, que guiaba a los hombres de la policía militar interior y que era la mano derecha de Kenny, advirtió.
Miró desde su escondite como varios barriles rodaban por las escaleras, sus ojos se fijaron en ellos con curiosidad. ¿Qué demonios pretendían esos iditas? Bueno, fue bastante fácil de descifrar, era una gran distracción sí lo veían desde el lado de afuera. Escuchó pasos y miro hacia la puerts cuando vió entrar a Levi seguido de Mikasa y los demás. Una de las muchachas, Sasha, tenía consigo flechas de fuego, y no trago en posicionarse y disparar hacia uno de los barriles, el cual explotó y generó mucho humo.
—¿Qué?— susurró y salió de su escondite. La forma en la cual el humo negro y pesado se expandió denoto que no solo tenía aceite, sino también, pólvora. —Esto es malo.
—¡Ahí vienen!— gritó uno de ellos cuando Levi apareció de entre el humo.
—¡Disparen!— otro exclamó, pero fueron cegados por una humareda color verde.
—¿Señales de humo?— Traute susurró y miró como en el descanso de la escalera de piedra brillante, se encontraban varios de esos sujetos disparándo bengalas.
Por otro lado, mientras está distracción daba frutos, Levi se encontraba sobrevolando cerca de los pilares, contando mentalmente cuantos soldados habían en ellos, eran muchos y estaba dispersos. Pasaron de veinticuatro a treinta y dos, y de treinta y dos a treinta y cinco, llegando así al número final.
