Capítulo 39.

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Esta era la segunda vez que Qi Yao tocaba fondo en su vida.

La primera vez le había costado un mundo levantarse, logrando finalmente alcanzar la cima gracias a sus buenas capacidades y sus genes de primera categoría. Esta vez, sin embargo, la caída había sido tan brutal que casi lo destrozaba por completo.

La lluvia torrencial había durado una eternidad. Apenas habían pasado unas horas desde que paró y el suelo ni siquiera había tenido tiempo de secarse cuando una nueva tormenta se desató con toda su furia.

Igual que su vida, que de nuevo se hallaba en el pozo.

Había pensado que el momento en que Shi Ke marcase a Qi Feibai sería un punto de inflexión, que podría remontar el vuelo justo cuando la caída aún no le había hecho demasiado daño.

Pero no. Esta vez la caída había sido mucho peor.

Había caído por un precipicio con las alas rotas.

Después de que su padre colgara, se negó a tirar la toalla. Todavía albergaba la esperanza de que hubiera una salida.

Entró en las redes sociales con la ilusión de que toda esa gente que antes le idolatraba pudiera entenderle.

Aunque no apoyasen sus intentos de conquistar a Guan Linyu, seguro que comprenderían su noble deseo de curarle.

«Siempre me han protegido y me han apoyado en todo. No pueden darme la espalda así como así», pensó.

Sin embargo, lo único que encontró fueron burlas y desprecios.

«El omega más inocente y puro resulta que es un auténtico caradura».

«La otra vez, vale, Guan Linyu y Qi Feibai aún no eran pareja oficial, era normal que expresara sus sentimientos. Pero ahora... ¡Menudo descaro tiene el angelito!»

«Dicen que Shi Ke no lo consiguió porque Guan Linyu ya había marcado temporalmente a Qi Feibai. Las feromonas del señor Guan son tan fuertes que evitaron la tragedia».

«Qué casualidad, ¿no? Justo cuando Shi Ke intenta marcar a Qi Feibai a la fuerza con drogas, Qi Yao, con quien se le relacionó en su día, ya está escribiendo cartas de amor. Me da escalofríos de solo pensarlo».

«¿Es esto a lo que llaman un alma podrida en un cuerpo hermoso? Aunque Qi Yao tampoco es para tanto. Vale, tiene buenos genes, pero su cara no le llega ni a la suela de los zapatos de Qi Feibai».

«¿Habrá algún alfa que quiera a un omega así? ¿De verdad hay gente que le gusta recoger basura?»

«Da igual lo buenos que sean tus genes. Si eres una mierda de persona, no dejas de ser una mierda».

Esos comentarios... antes solo los había visto en el perfil de Qi Feibai.

Jamás pensó que un día los vería dirigidos hacia él.

Y nunca imaginó que dolieran tanto al ser sobre él.

Quería explicarse, quería recuperar el cariño y la adoración de la gente, pero no sabía ni por dónde empezar.

Ni siquiera se atrevía a mover un dedo.

Esa desesperación y esa impotencia le robaron el aliento y las ganas de vivir.

Aun así, ni por un segundo sintió compasión por Qi Feibai, ni pensó «así que esto era lo que sufría».

No sintió ni una pizca de empatía.

Solo odio hacia Qi Feibai por haberle pasado todo ese daño a él.

Para Qi Yao, que Qi Feibai persiguiera a Guan Linyu no era más que un as bajo la manga en su lucha contra él.

『 ¡Señor, por favor, tenga polluelos conmigo! 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora