Capítulo veinticinco: Cariño... ¡sorpresa!

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  Daemon se encontraba en el coche concentrado observando algo en su tableta. Al levantar la mirada ya a lo lejos veía cómo su asistente venía caminando de una manera alegre, casi podría decir que venía bailando, fue como un dejavu. Movía los brazos y sonreía a todos aquellos que pasaban por su lado, Era más que evidente que se encontraba feliz y le demostraba a los demás esparciendo buena energía.
Sin embargo, él no podría estar del todo feliz, sus padres quieren una cena con su novia, y ya no sabe como evadirle inventando excusas aunque sabe bien que no puede seguir mintiendole y menos arrastrarla a que su familia la lastime con comentarios agresivos, por más que ella sea una chica de buenos sentimientos, ellos ven el sogno de pesos ante todo, la despreciaran por su origen y poco estatus, podría asegurar que su padre estará de su lado, pero no así su madre y el pesado de Daniel que siempre tiene un comentario venenoso y sisañozo.

Pero aunque sepa todo eso, no puede evitar que esa chica cada día se gane un pedasito más de su corazón, que comience a gustarle cuando canta desafinada o que cada vez que quiera hacer un guiño termine cerrando los dos ojos a la vez, la quiere más que cualquier otra chica que haya conocido antes, hay una química especial que es invisible a los ojos, pero no al corazón que los une sin ser consciente ellos mismo.

Se bajó del vehículo, caminando directamente hacia la entrada, cuando una voz de mujer que lo reconoció de inmediato lo detuvo de golpe.

—Cariño, ¡sorpresa! —dice con una sonrisa luciendo en sus labios rojo carmesí.

Tendría que ser una pesadilla o en todo caso una alucinación por el cansancio, ella no tendría el descaro de aparecer ¿o sí? Se preguntaba sin aun darse la vuelta.

Durante un instante, se encontró con aquellos ojos verdes que alguna vez pensó que siempre le revelaba verdades y no serian capaz de mentirle.

—Que haces aquí, te he dejado más que claro que no quería saber nada de ti, acaso ese último correo no fui lo suficientemente claro.

—Cariño, las palabras se la llevan el viento y lo escrito se puede borrar, por eso no le di importancia, solo eran palabras frías y vacías, estoy aquí a defender lo mío.

—¿Lo tuyo? ¿como nos se te cae la cara al venir aqui? Como te dije la última vez que nos vimos, espero que sea la última vez que te vea, no tengo el más mínimo interes en tener algun tipo de relacion contigo, vergüenza te debería de dar al aparecer frente a mí con total desfachatez.

—Mira, no tengo mucho tiempo ahora, solo vine a saludarte y darte los buenos días, otro día te llamo y nos ponemos al día, besitos cariño.

Y se va meneando sus caderas, haciendo sonar sus tacos negros que resalta en su blanco y pulcro vestido, sube a un coche convertible rojo y desaparece entre los cientos de coches que se dirigen al mismo lugar.

Con el buen humor esfumado, entró al edificio sin decir una palabra, con la mirada gélida hasta que llegó al último piso, pensó por un momento y era estúpido dejar que el pasado venga a estropear su presente y futuro, porque eso es lo que está viviendo ahora el presente junto a alguien que está haciendo que vuelva a creer y a vivir, dejó de lado a aquella mujer y en cuanto entró a su oficina, con solo ver el rostro sonriente y sonrojado de su asistente hizo que su buen humor vuelva.

Le sonrió y entró a su oficina, de vez en cuando veía por la pequeña ventana de cristal que daba al escritorio de la chica , se la veía intranquila. Veía enojada el aparato electrónico en su mano, se preocupó que pudiera ser alguna mala noticia.

Cuando se levantó, vio que ella ya se iba en dirección al pasillo principal.

Dalma ya estaba cansada de que Nicolás siempre le estuviera mandando mensaje, ya llega un momento que es incómodo, y además de eso alguien más le comienza a llamar desde hace dos días y ni siquiera habla, solo dice su nombre y cuelga.

Cuando estaba en la cafetería se sentó con su nueva amiga Eunice y otras chicas que de apoco la incluyen a su grupo.
Dalma y Eunice tuvieron que volver antes a su lugar de trabajo cuando surgió un problema en el sistema y todos los balances del mes se perdieron. Esa noche parecía ser larga y sin horario, Dalma observó que su amiga ya estaba intranquila y miraba mucho su teléfono.

—¿Pasa algo Eunice? te veo mirar mucho el teléfono.

—Hay Dalma, es que en media hora tengo que ir al hospital a recoger a mi padre, y si no salgo ahora luego será muy tarde, pero como veo por aquí, no terminaremos en un buen rato.

—Si ese es el caso, ve yo puedo quedarme con el jefe.

—Como crees que podría hacer eso, empezaste hace poco y hay cosas que no sabes, no podría dejarte a cargo de algo que pasó antes de que ingresara a la empresa.

—Puedo hacerlo, confía en mi.

Después de unos minutos, Eunice acepto y le dijo que volvería en una hora y media, si el jefe la buscaba que invente alguna excusa para que no la reten a ambas, cosa que le fue imposible, cuándo Daemon le preguntó por su secretaria Dalma le dijo que fue a buscar a su padre al hospital.

Hasta la próxima, no
olviden ⭐️❤️

Autora: Danna
Univers

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