capítulo treinta: ¿Quieres intentarlo?

43 3 0
                                    

Una nueva mañana comenzaba, y en un cuarto de hotel dos personas se encontraban en la misma cama, la primera comenzó a despertar pero aun se encontrabaconfundida y el segundo seguía dormido.

La joven Dalma no comprendía lo que estaba haciendo allí, junto a Daemon, su jefe. ¿Dónde está su amiga? ¿donde está ella? ¿que es ese lugar? Suena el teléfono y antes que despierte a su jefe sale corriendo a atenderlo.

Se metió al baño casi escabulléndose.

—Hola —hablo en un susurro

—Bueno, Dalma, porque no respondías… me preocupe una banda, chingona.

Mientras escuchaba a su amiga recriminarla con su nuevo acento mexicano, seguía inspeccionando el lugar en el que se encontraba.

—Estoy bien, aunque ahora no puedo hablar mucho.

Se miraba al espejo y también se palpaba el cuerpo buscando indicios de si sucedió algo más anoche.

—Que pasó anoche, te fuiste sin dar alguna explicación, pero llame a tu casa y allí dieron a entender que creían que estabas conmigo, algo que decir.

—Como te he dicho no puedo hablar, más tarde nos encontramos en mi casa y charlamos, ¿si?.

Del otro lado de la puerta, Daemon comenzó a bostezar y poco a poco despertar, miro hacia el otro lado de la cama recordando que anoche tenia compañía, pero la encontró vacía, sin pensar mucho ni mirar hacia su alrededor, se metió de una al cuarto de baño, encontrando a la chica sentada en la taza del baño con el teléfono pegado a la oreja, eso fue un poco incómodo, tanto que ella tuvo que girar y mirar hacia otro lado.

—Lo siento, lo siento —dice Daemon cuando toma conciencia, sale cerrando nuevamente la puerta.

Se sienta en la cama, pensando en todo lo que paso, y como encararía ahora esta nueva situación, ya está cansado de esta ida y vuelta, su estilo no es ser vueltero sino ir de frente cuando quiere algo.

Unos minutos después sale del baño, no sabe que hacer o como mirarlo a la cara, lentamente comienza a juntar algunas prendas como sus zapatos y su campera ya lista para salir, Daemon antes de entrar al baño le pide que lo espere, que él la llevaría a su casa.

El camino a su casa fue en un completo silencio, ella le daba vergüenza preguntar que había pasado la noche pasada, pero la incertidumbre no la dejaría en paz, así que se animó de valor y le preguntó como había llegado a donde ella se encontraba.

Aunque era vergonzoso, le confesó que había visto su cuenta en la red social y que más tarde vio un video en vivo, luego por medio de un amigo logro hallar su ubicación, no termino de hablar cuando ya llegaron a su destino, se quedaron unos segundos en silencio mirándose sin la necesidad de seguir hablando.

Ya se estaba por bajar cuando es detenida, mira y la tiene sujeta de la muñeca.

—¿Quiere preguntarme algo?

—Podemos vernos más tarde, quiero hablar algo contigo.

Nerviosa le dijo que si y se bajó, caminando lo más firme posible, el saber que él la veía hacía que sus piernas se volvieran gelatina, solo cuando cerró la puerta de alado de adentro pudo respirar.

Fue a ver a su madre y la misma creyó que no había regresado a la casa porque se había quedado con su amiga, no la saco de su error por miedo a que pensara mal y termine decepcionada.

Más tarde Jazmín llego a su casa, cuando Dalma le contó sobre su jefe, comenzó a gritar como fanática desenfrenada, y prometió ayudarla a prepararse para más tarde cuando él volviera, aunque ella se decía una y otra vez que no es una cita.

Más tarde paso a buscarla y para alegría de ella solo fueron a pasear por la costanera, no quería alejarse de su madre. Aunque tenga una enfermera las 24 hs, los fines de semana quiere estar al pendiente de ella.

—Dalma, tú me pareces preciosa, amorosa, graciosa, bastante inteligente y llena de vida, tu personalidad me encanta, no lo voy a negar que a veces me sacas la poca paciencia, pero te quiero así, así me gustas y quiero que seas mi novia. A pesar de nuestras diferencias, yo quiero intentarlo.

—¿Es verdad?, o me lo pides para no mentirle a tu familia.

—Mi familia es en lo que menos estoy pensando ahora mismo.

—Y si no funciona, podríamos salir heridos, yo salí de una relación hace poco.

—No puedo prometerte no sufrir, pero lo que sí puedo prometer es que yo voy a hacer todo lo posible para no hacerte llorar.

—Cuidado con lo que prometes, no sabes el valor que tiene una promesa para mí, más que cualquier afirmación.

—Tomo todos los riesgos, y ¿tú acepta arriesgarte?

—Sí, si quiero.

Daemon lentamente se acerca y le da un beso, se ríen y se volvieron a besar ganándose la atención de las personas que por ahí rondaban.

Aunque aún Dalma se sentía con miedo, pero estar en los brazos de Daemon le daba algo de tranquilidad.

Autora: Danna
Univers

*No olviden votar⭐️

El Ceo Que Compró Mi Virginidad Where stories live. Discover now