【 vigésimo tercero 】

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Despertarse fue algo tan rápido como todos los días, a excepción de que no podía olvidar ciertos detalles del día anterior y su mente traicionera lo llevó a soñar con eso.

Después de lavarse los dientes tomó sus cosas para salir, pero recordó que su dedo anular estaba vacío.

Genial, debía acostumbrarse a eso solo por un mes.

Colocó el anillo y salió hacia su trabajo.

Pasando por el estacionamiento se encontró con su mejor amiga luchando con sacar dos cajas del maletero así que decidió acercarse a ayudarla. —¿Te crees la Mujer Maravilla? —le reprochó cuando se dio cuenta del peso de una de las cajas.

—Chaewonie iba a ayudarme, pero tuvo que resolver algo de emergencia en su trabajo.

—Entonces debiste llamarme.

Yunjin asintió y juntos entraron al edificio. Fueron abordados tantas veces en el camino que les fue difícil llegar al salón de maestros. Aunque una vez allí no fue diferente. Los estudiantes solo son un reflejo de sus maestros, pero de una manera más linda. Porque, claro, es muy difícil para los adultos asimilar algo que nunca se habían planteado.

—Profesor Choi, pase a la oficina de dirección —dijo la secretaria al entrar al salón de maestros.

Un recuerdo del día que conoció a señor Kang pasó por su cabeza. Recuerda a la secretaria lucir un poco intimidada por la presencia del padre de su estudiante. Y él también lo estuvo... lo está, solo que lo disimula bajo una capa de seguridad fingida ligada al sentido del deber.

Ya en la oficina de dirección se encuentra con su jefe quien permanece sentado en su alta silla como esperando a que sea Beomgyu que se acerque. Entonces lo hace y nota que el director no devuelve su sonrisa ni sus buenos días. Lo cual es extraño tratándose del líder de una entidad educativa.

Sin embargo, decide ignorar todo y continuar con su sonrisa, la que ha practicado para todos los momentos en los que se siente extraño y fuera de lugar.

—Acudí a usted porque fui notificado de que debía venir —introduce para aligerar el ambiente.

—Sí, fui yo quien pidió que viniera —habló el director por primera vez—. Profesor Choi, vimos que sometió una petición de restricción a parte de la familia de la estudiante Kang Eunchae.

¿Ya la habían leído? ¡Eso es estupendo! Su sonrisa rápidamente cambió a una real.

—Sí, señor —habló emocionado—, tras el testimonio del padre de la estudiante, quien es su actual tutor, más la evidencia clara a raíz de los hechos sucedidos la semana pasada —soltó el aire y volvió a tomar—; considero que lo más pertinente para brindar seguridad a la señorita Kang es no permitirles el contacto dentro de las instalaciones de la escuela.

"Lo hiciste bien, Beomgyu", se felicitó a sí mismo luego de expresar sus argumentos.

—No podemos hacer eso.

"¿Qué?"

Beomgyu sintió que su estómago empezaba a revolverse.

"No aquí, por favor".

—Señor director, con todo el respeto me gustaría saber las razones.

—Usted bien lo sabe, no podemos prohibirle a una madre ver a su hija.

—Pero le está haciendo daño.

—¿Según quién? —inquirió el director escépticamente.

—Presenté el testimonio de su padre y hay evidencias de lo que ocurrió la semana pasada —repitió Beomgyu.

—No podemos considerar su petición como objetiva debido a sus rumores con el padre de la estudiante.

—¿Rumo...?

Claro, rumores.

"Eres el prometido de Kang Taehyun, ¿recuerdas?", se dijo a sí mismo.

—Yo le aconsejo, como su director y persona de experiencia, que deje a la estudiante Kang fuera de sus situaciones personales complicadas. Convenza al señor Kang de enviar nuevamente a su hija con su madre y usted concéntrese solo en hacer su trabajo.

—¿Enviarla con su madre? Señor director, usted no...

—La petición está denegada y si usted es un hombre inteligente va a hacerme caso.

Beomgyu no sabe cómo salió de allí ni lo que pasó a su alrededor en los próximos quince a veinte minutos. Su mente volvió a jugarla en su contra, esta vez sin tener tiempo de llegar al baño. Así que, escondido en las escaleras, agradece que todos están en clases y nadie puede verlo temblar.

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—Es un sin vergüenza —estaba hablando la señora Go a la profesora de Historia—, hace todo este alboroto para retener a un hombre.

Ambas mujeres se ríen como si nadie estuviera escuchándolas.

—Yo nunca pensé que ese hombre tuviera esos gustos.

—Y le ha lavado la cabeza a la niña para que odie a su propia madre.

—Todo por celos.

—O por dinero —vuelven a reír—, es todo un cazafortunas y un oportunista.

Eunchae no lo aguanta. Ni las piernas por estar tanto tiempo en cuclillas ni escuchar la conversación que espía. Así que se pone de pie y se aferra a su camisa en búsqueda inconsciente de protección.

—Ustedes son las que parecen unas oportunistas —hace aparición frente a las maestras—, ¿qué tanto les paga mi madre para que digan esas cosas del señor Choi?

—Eunchae, mi niña —interviene la señor Go ligeramente sorprendida por la presencia de la menor—, tu querido señor Choi no es lo que parece, él es un...

—¡Ustedes son unas brujas chismosas! —interrumpió en gritos Eunchae—. ¿En qué les afecta que el profesor Choi y mi padre se den una oportunidad? ¿Es que nadie merece ser feliz si ustedes no lo son? ¡Deberían conseguirse una vida y... —su boca fue tapada desde detrás.

Reconoce la fragancia ligera de inmediato identificando que es el profesor Choi quien la ha detenido.

—No lo agrandes más, por favor —le susurra antes de quitarle la mano de la boca

—Es muy sospechoso que una adolescente lo defienda con tanto fervor, profesor Choi, ¿no lo cree? —dice la profesora Go con clara molestia en el rostro.

—Me disculpo si la señorita Kang las ofendió —hizo una leve inclinación que Eunchae miró con desaprobación—, como es la primera vez que algo como esto sucede espero que, por favor, la perdonen.

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Soy la escritora de taegyu más inconstante del mundo, así que pls no me echen tierra.

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Cute Inside | TaegyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora