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- ¿Has estado cómoda, Vivi? - preguntó Chiara, mientras las dos salían agarradas de la mano de la discoteca, tras varias horas de darlo todo al ritmo de la música que pinchaba Ruslana.

- Muy cómoda. Son muy majas. Un poco intensas, es verdad. Pero lo he pasado muy bien. ¿Y los temazos que ha puesto Rus? ¡Maravilla!

- Lo mejor ha sido cuando ha puesto tu canción en honor a tus celos - picó Chiara, ahora que no había música de fondo y podía hacerlo en condiciones.

- ¡Qué graciosita! Yo tenía una sorpresa para ti ahora, pero creo que con este ataque no te la mereces - se cruzó de brazos la cantante, parada en la puerta del local.

- ¿Otra sorpresa? - Violeta asintió y Chiara puso sus manos sobre los brazos cruzados de la pelirroja para que se pegara a ella-. Dímela... Venga, no te enfades, Vivi...

La traductora dejó picos en sus labios hasta que su mueca de fingido enfado se transformó en sonrisa.

- Eso es - sonrió también Chaira, satisfecha con el cambio de expresión-. Reconoce que ha sido divertido ver como todo el mundo vivía la canción al máximo sin saber que estabas ahí...

- Sí, muy guay... ¿Pero la intención detrás qué?

- Solo una bromita. Dime cuál es la sorpresa, please. No sé gestionar la incertidumbre, Vivi - puso cara de pena, que no ablandó para nada a la otra.

- Ahora no te voy a decir nada. Tendrás que confiar en mí sin saber nada de lo que va a pasar - exageró Violeta a propósito.

- Oye, no, ¿eh? No seas tan mala... No crees que he avanzado bastante contándole a mis amigas que tú y yo... - buscó las palabras adecuadas sin éxito, solo las señaló a ambas-. Y te has plantado aquí de sorpresa, haciendo que mis amigas te conozcan, y he conseguido que no me den cinco ataques de ansiedad. ¿No te parece suficiente incertidumbre por hoy? Yo creo que me merezco un escenario estable y previsible para poder disfrutar y no ponerme nerviosa.

- Wow, felicidades por el argumento. Sabes que siempre te tengo en cuenta e intento hacer lo que está en mi mano para que estés tranquila, pero...

- ¿Pero?

- Ahora mismo tendrás que confiar en mí sin más información que el hecho de que es una sorpresa buena. Y este es nuestro Uber - señaló un coche negro que acababa de aparcar frente a la discoteca.

- My God, Violeta. Mira cómo me va el corazón - llevó la unión de sus manos a su pecho-. Dime dónde vamos, please.

La pelirroja no había dejado que la traductora mirara al frente y viera el navegador del conductor. La había retado a mantener los ojos clavados en ella todo el trayecto y Chiara estaba ya histérica.

- Déjame por lo menos mirar por la ventana, así me puedo ubicar - insistió la morena.

- No pensaba que decirte que me mires fuera un castigo. ¿Tan fea soy?

- Mira, Violeta, no hay nada que me guste más en el mundo que mirarte y más con ese vestido que te queda impresionante, pero dame una pista por lo menos o cualquiera que sea tu sorpresa va a quedar arruinada por la ansiedad invadiendo mi cuerpo...

- Confía en mí, Kiki - repitió-. Quedan menos de cinco minutos, no incluye a nadie que no seamos tú y yo, y es exactamente lo que necesitamos ahora mismo. ¿Te deja esto más tranquila?

- Supongo - musitó Chiara y Violeta aprovechó para besarla y distraerla el resto del trayecto con caricias que seguían patrones geométricos para que pudiera centrarse en ellas.

Bajaron del coche y Violeta hizo que Chiara cerrara los ojos, ante lo que la morena protestó efusivamente. Tanto, que la cantante desistió y dejó que los abriera.

Starstruck | KiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora