Los años han pasado rápidamente, como una brisa que arrastra las hojas secas de los árboles, y Jake ahora se encuentra postrado en una cama de hospital, esperando en silencio el momento en que su cuerpo frágil abandone este mundo.
La habitación en la que yace estaba bañada por la suave luz que ingresa por el ventanal, creando un ambiente de paz y calma, casi como si todo en su vida hubiese llegado a su conclusión natural.
Jay, su amado esposo, había fallecido hacía unos meses, y aunque su partida había dejado un vacío, Jake sentía que su tiempo también se acercaba. No había miedo, solo la espera.
A pesar de estar solo en el mundo, la habitación privada en la que está internado es todo lo que se puede esperar del más alto cuidado, costeada por un "donador anónimo".
Pero Jake sabe perfectamente quién está detrás de ese gesto. En su corazón, siempre había sentido la presencia constante de Sunghoon, observando desde las sombras, protegiéndolo como había prometido.
Mientras sus pensamientos divagan en aquellos recuerdos, un sonido de pasos detrás de la puerta rompe el silencio.
La puerta se abre con suavidad, y allí, como si el tiempo no hubiese tocado su figura, entra Sunghoon. Tan enigmático y atractivo como la primera vez que lo vio, como si los siglos no le hubiesen afectado en lo más mínimo.
Jake, a pesar de su cuerpo anciano, sonríe al verlo.
—Viejo amigo —Susurra con voz suave y temblorosa— .No has envejecido un día.
Sunghoon, luchando por contener las lágrimas que amenazan con caer, se acerca lentamente al lado de la cama de Jake. Verlo en ese estado, frágil y débil, le rompe el corazón de una forma indescriptible.
Cada arruga en el rostro de Jake, cada hilo de su cabello canoso, le recuerda la brevedad de la vida mortal, y lo injusto que es para los que aman eternamente como lo hace él.
Sunghoon toma la mano de Jake con suavidad, acariciando su piel marchita.
—Tú, en cambio... has vivido una vida hermosa —Dice Sunghoon con un intento de sonrisa, aunque su voz traiciona el profundo dolor que siente.
Durante esos últimos días, Sunghoon se convierte en el compañero que Jake necesita.
Está allí, como un amigo fiel, como un guardián silencioso, asegurándose de que no pase sus últimos momentos en soledad.
Hablan poco, pero el silencio entre ellos es cómodo, lleno de comprensión y aceptación. Jake, aunque envejecido, mantiene una paz interna, y Sunghoon, aunque devastado por el inevitable final, se siente agradecido por poder estar a su lado en esos momentos.
En la última conversación que comparten, Jake, sintiendo que su hora está cerca, toma un respiro profundo y mira a Sunghoon con una ternura infinita.
—Gracias, Sunghoon —Susurra—. Por haber cuidado de mí, incluso cuando no te lo pedí. Por permitirme ser feliz con Jay. Fue un buen hombre, me dio la vida que soñé, y tú... tú siempre estuviste allí, cuidándome en las sombras.
Sunghoon aprieta su mano, con la garganta anudada y los ojos brillando con lágrimas que no quiere derramar frente a él.
—No tenías que agradecerme por eso, Jake. Tú merecías ser feliz... aunque no haya sido conmigo.
Jake sonríe débilmente, sus ojos llenos de una sabiduría que viene con los años vividos.
—Lo que no fue en nuestras primeras dos vidas... será en la tercera. Lo sé. Mi alma renacerá nuevamente, y entonces, podremos estar juntos. Sin trabas, sin obstáculos. Nos encontraremos, y esta vez... será para siempre.
El corazón de Sunghoon se contrae con esas palabras.
Sabe que, de alguna manera, Jake está en lo correcto.
Su alma estaba destinada a regresar, a completar el ciclo que comenzó hace siglos. Pero el dolor de perderlo, una vez más, es abrumador. Se inclina hacia él, con el rostro enrojecido por la emoción.
—Te lo prometo, Jake. No descansaré hasta encontrarte nuevamente, en la próxima vida. Y cuando lo haga... no te dejaré ir.
Jake sonríe por última vez, cerrando los ojos mientras su respiración comienza a desacelerar.
—Sé que lo harás —Murmura suavemente—. Nos veremos pronto, Sunghoon. Te esperaré...
Y con esas palabras, el Omega exhala su último aliento.
Sunghoon, destrozado, se inclina sobre él, dejando que las lágrimas que había contenido durante siglos finalmente caigan sobre el cuerpo inerte de su amado.
En ese momento, hace el juramento más sagrado: que, sin importar cuánto tiempo pasara, sin importar cuántas vidas más se necesitaran, él lo encontrará.
El cuarto queda en silencio, con el suave brillo de la luz del atardecer bañando la habitación.
Sunghoon, sabe que este no es el final, y se prepara para lo que vendrá. Una vez más, se convertirá en el guardián del alma de Jaeyoon, de Jake, esperando pacientemente hasta que sus caminos vuelvan a cruzarse.
Y en esa tercera vida, se promete, serán felices juntos por la eternidad.
Final Segunda Temporada
Nunca pensé que una Historia me haría llorar tanto 🥲 el jueves se viene la introducción de la tercera temporada
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Under the Blue Moon 🌑 JAKEHOON
Fanfiction"Bajo la Luna Azul de invierno te conocí, bajo la Luna Azul de invierno marqué nuestro destino y te perdí" La lucha de poder entre Vampiros y Licántropos cobra un giro inesperado, una unión que para los primeros significa una luz de esperanza y salv...