6: No sé qué poner acá

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Los siguientes días, la atmósfera en la cabaña había sido bastante tensa. Lo que había empezado como una pijamada divertida se convirtió en una bomba de incomodidad, cortesía de la confesión ebria de Chan y la reacción frustrada de Seungmin. Al parecer, todos los demás decidieron que lo mejor era no entrometerse en “la telenovela mexicana”, como Changbin lo había denominado.

Fue precisamente Changbin quien, cansado de la incomodidad palpable en el aire, tuvo la idea de ir a pescar. No solo era una actividad relajante, sino que también sería una buena oportunidad para que todos se despejar.

Changbin y Jeongin se encargaron de reparar la vieja canoa del cobertizo, mientras Hyunjin y Felix fueron a comprar el equipo restante al pequeño pueblo cercano. Esto dejó a Jisung y Minho con la tarea de juntar carnadas.

Minho llevaba ya media hora escarbando con la pala, sudor corriendo por su frente y brazos mientras las gotas caían al suelo. Cada vez que se inclinaba para mover la tierra, soltaba un suspiro cansado, porque claramente nadie le había dicho que buscar lombrices sería un ejercicio de cardio tan intenso. Al lado, recostado cómodamente en la raíz de un árbol, Jisung observaba con sus gafas de sol, el sombrero de ala ancha protegiéndolo del sol y un vaso de té helado en la mano. Ni una gota de sudor se había dignado a aparecer en su frente.

—Oye, Minho, ¿por qué no te quitas la camisa? —le sugirió Jisung, quitándose los lentes de sol para mirarlo mejor—. Para la eficiencia y todo eso.

Minho dejó de cavar por un momento, mirándolo con sospecha. —¿Ah, sí? ¿Y cómo es que quitarme la camisa me va a hacer más eficiente?

Jisung se encogió de hombros con la calma de quien tiene todas las respuestas. —Es simple, Minho. La evaporación del sudor en contacto directo con el aire mejora el proceso de enfriamiento del cuerpo, reduciendo el calor que sientes. Además, al tener menos tela, reduces la retención de calor.

Minho lo miró durante unos segundos, evaluando si le estaba diciendo la verdad o si simplemente lo estaba tomando por tonto. Al final, suspiró, dejó la pala a un lado, y empezó a sacarse la camisa, revelando su espalda y hombros tonificados por los años de entrenamiento. Jisung, aún con su expresión despreocupada, ocultó una sonrisa tras el borde de su vaso de té helado.

—Oh, wow, mira eso. Pura eficiencia —comentó Jisung con falsa admiración, sin quitarle los ojos de encima.

Minho giró los ojos, pero en lugar de decir algo sarcástico, simplemente se inclinó de nuevo, continuando su tarea. Cada vez que movía la pala, Jisung observaba cómo los músculos de su espalda se tensaban y relajaban, casi como si estuviera viendo un espectáculo privado. Por un momento, Jisung se perdió en la escena y Minho, al darse cuenta de que estaba siendo observado, decidió divertirse un poco.

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó Minho, sin mirarlo, con un tono que podía ser tanto burlón como genuinamente curioso.

—Pfff, ¿a quién le importa? —respondió Jisung, llevándose el vaso de té a los labios—. Solo estoy aquí porque quiero asegurarme de que haces bien tu trabajo.

—Claro, porque tú eres el supervisor, ¿no? —Minho dejó la pala y se acercó un poco más, inclinándose hacia Jisung. El ángulo hizo que su sombra cubriera el rostro de Jisung y los dos quedaron bastante cerca. El aire caliente de verano se sentía más denso entre ellos—. Dime, ¿voy bien, jefe?

Jisung se quedó mirándolo por un momento, con el rostro impasible. Pero entonces, una pequeña sonrisa juguetona apareció en sus labios. —Podrías hacerlo mejor. Pero no me quejaría si te quedas un rato más así.

Minho dejó escapar una pequeña risa y, para sorpresa de Jisung, levantó la mano para acomodarle el sombrero. El gesto era tan casual que parecía inocente, pero la cercanía entre ambos lo convertía en algo más.

Niños Grandes (skz ships)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora