ᶜᵒⁿqᵘⁱˢᵗᵃⁿᵈᵒ ᵃ ᴰʳᵃᶜᵒ ᴹᵃˡᶠᵒʸ

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𝐋𝐥𝐞𝐠𝐮é 𝐚𝐫𝐫𝐚𝐬𝐭𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐢𝐞𝐬, 𝐚𝐠𝐨𝐭𝐚𝐝𝐨, 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐬𝐢 𝐞𝐥 𝐝í𝐚 𝐡𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐫𝐞𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐨𝐧𝐳𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐠í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞𝐧í𝐚. Las luces del edificio eran tenues, y el eco de mis pasos resonaba en el hall vacío. Margaret, la recepcionista, me miró con una sonrisa afable desde su escritorio.

—¿Cómo te fue hoy, cariño? —preguntó, su tono casi maternal.

—¿Cómo crees? Trabajar es duro —murmuré, apoyándome con el codo en la barra del mostrador, suspirando. Apenas podía mantenerme de pie.

—Lo bueno es que te preparé esto —dijo con una sonrisa orgullosa, empujándome un café que siempre tenía listo para mí cuando veía que llegaba destruido.

Tomé el vaso con las dos manos, el calor reconfortante atravesando mis dedos, y esbocé una pequeña sonrisa.

—¡Gracias! —respondí con más energía de la que realmente sentía— ¿Algún recado para mí? ¿Quizás dinero?

—No, pero un chico muy guapo vino a entregar esto —dijo mientras sacaba una bolsa de entre las entregas—. Para una tal Adara Bridgerton.

Sonreí automáticamente. Margaret ya había aprendido el juego con mi falsa identidad. Me extendió la bolsa con una sonrisa cómplice.

—¿Sabes quién lo trajo? —pregunté, con cierta curiosidad.

—¿Quién más? —dijo con un guiño—. Tu novio.

Mis ojos se abrieron un poco más de lo habitual al escuchar "novio", pero no dejé que la incomodidad se notara demasiado. Acepté la bolsa sin decir mucho más, fingiendo normalidad.

Minutos después, ya estaba en mi departamento, dejándome caer en el sillón tras quitarme los zapatos y colgar mi abrigo. El suave crepitar de la chimenea llenaba el aire, el único sonido que me acompañaba. Cerré los ojos, buscando un respiro de todo lo que había sido este interminable día. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que escuchara algo caer al suelo. Ah... la bolsa de Potter, pensé con fastidio. La miré de reojo, frunciendo el ceño.

Extendí mi mano y la bolsa voló hacia mí. La moví, tratando de adivinar qué demonios había dentro. La abrí con cautela, manteniéndola a distancia, esperando encontrar... cualquier cosa menos lo que vi. Dentro, había un frasco y una nota adjunta.

—Pero qué...

Leí la nota en voz baja:

"No soy bueno con las pociones. De hecho, cuando iba en Hogwarts me iba muy mal con Snape..."

Una sonrisa divertida se asomó en mis labios. Pobre de Potter. Seguí leyendo:

"Pero le pedí ayuda a Hermione para crear esta poción. Es una poción curativa para tu ojo. Abajo encontrarás una pomada, también la hice yo... con ayuda de Hermione y Ron. Póntelas y mejorate. Nos vemos el sábado para tu cumpleaños."

Revisé la bolsa y, efectivamente, había una pomada. Sonreí otra vez, más suavemente esta vez. ¿Por qué se molesta en darme esto? pensé, confundido. No fue su culpa. Miré el frasco un poco más.

—¿Será que no es tan frío como aparenta? —murmuré, casi para mí mismo— Quizás... es más cálido de lo que pensé...

Sacudí la cabeza rápidamente, como si eso pudiera borrar el pensamiento de mi mente. ¿Qué dije? No, solo lo hace por compromiso. Porque soy su "pareja" falsa. Eso es todo. Bufé y dejé la bolsa a un lado, intentando no pensar demasiado en el gesto.

𝐿𝑜𝓋𝑒 𝒢𝒶𝓂𝑒 (𝐻𝒜𝑅𝒞𝒪)Where stories live. Discover now