𝐋𝐮𝐜𝐢𝐮𝐬 𝐜𝐫𝐮𝐳ó 𝐞𝐥 𝐮𝐦𝐛𝐫𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐞ñ𝐨 𝐟𝐫𝐮𝐧𝐜𝐢𝐝𝐨, 𝐬𝐮 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐚𝐠𝐮𝐝𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐚𝐧𝐞𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫𝐬𝐞 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐦𝐚 𝐯𝐚𝐜í𝐚. Se volvió hacia su esposa, quien parecía completamente absorta en un libro, con la misma serenidad de siempre.
—¿Y Draco? —preguntó, intentando que su voz no sonara demasiado cargada de irritación.
Narcissa apenas levantó la vista de su lectura, moviendo una mano de manera vaga en el aire como si la pregunta fuera trivial.
—Salió a una fiesta... o eso creo —respondió con indiferencia.
—El médico le dijo que no podía hacer mucha actividad —replicó Lucius, apretando la mandíbula.
—Vamos, Lucius —dijo Narcissa, esbozando una ligera sonrisa—. Ya lleva tres días recuperado, solo le haría daño seguir encerrado aquí.
Lucius soltó un bufido de frustración, cruzando los brazos antes de dejarse caer al lado de su esposa en el diván.
—¿Y Canuto? ¿No ha venido? —preguntó, con un tono que intentaba ocultar su mal humor—. Todavía me debe la revancha en el ajedrez.
—Ya estoy aquí, Malfoy —tronó una voz familiar, y Sirius irrumpió en la habitación, vistiendo una chaqueta de cuero negra y unos pantalones perfectamente ajustados—. ¿Listo para que te dé la paliza de tu vida?
Lucius le lanzó una mirada agria antes de permitir que una sonrisa socarrona se asomara en sus labios.
—Desearías, Black.
Narcissa se levantó elegantemente del diván, esbozando una sonrisa divertida.
—Voy por café y galletas —anunció, desapareciendo de la habitación como un susurro.
—¿Y a qué hora llegará Draco? —insistió Lucius, incapaz de disimular su preocupación. Aunque no lo diría en voz alta, la idea de que su hijo estuviera fuera, aún convaleciente, le incomodaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.
—Probablemente tarde —respondió Narcissa desde la puerta del baño—. Déjalo, hace mucho que no sale. Se está divirtiendo, seguramente.
Justo en ese momento, la puerta se abrió y Blaise y Pansy entraron en silencio, seguidos de Ron y Hermione. El aire en la habitación cambió, como si una conspiración silenciosa hubiera entrado con ellos.
—¿Con quién salió? —volvió a preguntar Lucius, más para sí mismo que para los demás, pero lo suficientemente alto para ser oído.
—Con Blaise y Pansy —respondió Narcissa distraídamente, mientras desaparecía en la cocina.
Tanto Blaise como Pansy se congelaron en sus lugares, intercambiando miradas nerviosas. El nerviosismo se volvió palpable.
Lucius se recostó en el diván, cruzando las piernas con aire despreocupado.
—Bueno, mientras no esté con Potter, todo está bien.
La declaración cayó en la habitación como una pequeña bomba, haciendo que Blaise y Pansy se pusieran aún más rígidos. Pero fue Sirius quien reaccionó primero, entrecerrando los ojos y lanzando una mirada fulminante hacia él.
—¿Qué tienes contra mi ahijado, Lucius? —preguntó con tono peligroso, dejando entrever su irritación.
—Nada —respondió Lucius en un tono desinteresado, fingiendo no notar el filo en la voz de Sirius. Se encogió de hombros, haciéndose el desentendido.
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𝐿𝑜𝓋𝑒 𝒢𝒶𝓂𝑒 (𝐻𝒜𝑅𝒞𝒪)
FantasyDraco debe enfrentarse a la temida "Independencia" de un hombre con mayoría de edad. Pero, ¿cómo podría hacerlo si siempre le dieron todo en bandeja de plata? Si era inteligente, guapo y atractivo, pero ¿eso que tenía que ver con ser independiente...