El sueño de Yūyin

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Naruto dejó escapar un respingo de desesperación. Llevaba ya tres horas frente a ese tablero de shoogi y no conseguía ganarle una sola partida al bastardo de su mejor amigo. Y lo peor de todo era que Sasuke no parecía esforzarse en lo absoluto cada vez que movía una de las piezas. Como si se burlara del tiempo que le tomaba a Naruto decidir qué estrategia utilizaría; de cualquier modo, Sasuke lo aplastaría sin gastar una gota de sudor.

Si no fuera porque estaba más taciturno de lo acostumbrado, Naruto pensaría que Sasuke gozaba cada quejido de él. Incluso, le sorprendía que lo hubiera tolerado durante tanto tiempo sin restregarle en la cara que no todo el tiempo uno podría disfrutar de ser hokage.

Naruto no se quejaba del puesto que tenía; era lo que había soñado desde que había aprendido a hablar. Empero, de vez en cuando le gustaba salir del despacho para visitar a los Uchiha y pasar un momento con el legendario equipo siete. Por lo regular, sólo se quedaba una hora u hora y media, pero ese día había encontrado a Sasuke mirando atentamente el tablero de shoogi. Naruto sabía que Shikamaru solía jugar con eso cuando niño y adolescente, mas desconocía que Sasuke tuviera el mismo gusto. Por esa razón, lo había retado a una partida, seguro de sus habilidades. Sasuke le respondió que no importaba qué puesto tuviera, siempre sería un perdedor.

Durante el inicio de la primera partida, Naruto había reído porque parecía que el juego se inclinaba a su favor. No contaba con que Sasuke lo hubiera planeado todo para comprender su patético modo de juego.

Minutos más tarde, Sasuke ya se había deshecho de la mitad de las fichas de Naruto.

Por supuesto, el hokage no había hecho otra cosa a partir de ese momento además de quejarse por su mala suerte y afirmar que tarde o temprano lo vencería.

- ¡Eso fue trampa, dattebayo! - exclamó Naruto ante su décima derrota. - ¡Yo no lo vi!

- Y eso sólo es muestra de tu estupidez. - respondió Sasuke desviando la vista. - Desde casi el primer turno he dejado ver esa estrategia: esta partida me aburrió más que la anterior y eso ya era demasiado. - se mordió el labio sin que Naruto lo percibiera. Para Sasuke, había cosas más importantes que deseaba hablar con él. - Dejemos esto, Naruto.

- ¡De eso nada, 'ttebayo! - respondió Naruto acomodando las fichas en su lugar.

Sasuke no respondió. Era consciente de cuán extraño resultaba que le tuviera tanta paciencia a su mejor amigo, pero le agradecía su presencia. A pesar de saber que Sakura no había partido molesta con él, sentía que a cada discusión, algo se rompía entre ambos. Hasta ese momento, no se preguntó qué tan fuerte era su lazo, qué tanto podía estirarse sin romperse. Sólo el pensar en eso, le provocó un nudo en el estómago.

- ¡Teme! - le gritó Naruto para llamar su atención. Sasuke lo miró con el entrecejo fruncido. - ¿Qué te ocurre, Sasuke? Has estado muy raro el día de hoy.

El aludido volvió la mirada a la puerta de su casa. Quería hablarlo con él, contarle lo que le ocurría, pero tampoco era como si tuviera tanta urgencia como para soltar la lengua con tanta facilidad. No era ningún esposo quejumbroso y chillón. Y Naruto no era el amigo de copas cuyos consejos son dignos de grabarse en un libro de motivación.

- Hmph. - respondió con sequedad. - Nada que te importe, dobe.

- ¡Teme! - repitió Naruto ofendido. - Si no puedes controlar a tu hija, no es culpa mía.

- ¿Controlar a mi hija? - contestó Sasuke con una ladeada sonrisa. - Creí que era tu mocoso el que le daba dolores de cabeza a toda la aldea. Me parece que superó tu récord, incluso.

- ¡Bolt sólo es un poco hiperactivo, idiota! - exclamó Naruto. - Además, mi esposa no posee genes destructivos e impulsivos como los de Sakura-chan, así que Bolt no tiene de quién salir tan violento como Sarada.

Los tres cuarzos (Longfic SasuSaku/Familia Uchiha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora