Los tres cuarzos (Longfic SasuSaku/Familia Uchiha)

"Corre, corre y aférrate a la vida"

Sasuke no acostumbraba ser quien soliera observar a un artista creando, pero esa mañana no había encontrado una actividad más entretenida que ésa. Sai se había levantado temprano, alegando que la luz del sol era demasiado hermosa como para sencillamente ignorarla; además, Ino prepararía queso de soja tofu, su alimento favorito. Y por nada del mundo se lo perdería.

Sasuke miró los trazos delicados que hacía Sai en el lienzo, mientras le echaba cortos vistazos a su mujer. Para tener una visión panorámica de su propia casa, Sai había salido al jardín con el objeto de admirar a Ino desde diversas perspectivas, con ayuda de la puerta de cristal que los separaba.

A pesar de la intensa mirada del artista, que podía intimidar a cualquiera, Ino se paseaba de un lado a otro en la pequeña estancia, acomodando y buscando ingredientes sin preocuparse por la mirada de su esposo. Parecía que se había acostumbrado ya a esas cosas.

- No sabía que dibujaras realismo. - comentó Sasuke mientras Sai trazaba con cuidado el largo cabello de Ino.

- Normalmente no lo hago, comencé como un experimento. - respondió Sai limpiando con un trapo una línea sobrante. - Aún hoy no lo considero algo serio.

- Hm.

Sai sonrió, despegando la mirada de su pintura para observar el entrecejo fruncido de Sasuke. Sabía lo que pensaba: se preguntaba cuál era el sentido de dibujar algo no serio.

- Durante la temporada de tu redención, mi inspiración decayó considerablemente. - explicó mientras continuaba con su dibujo. - No conseguía dibujar nada decente, por lo que paseé varias veces por la aldea en busca de cualquier cosa. En el camino, encontré a Sakura e Ino, y Sakura me sugirió que cambiara de estilo, sólo para probar algo nuevo. Ino agregó que tal vez debía dibujar un cuerpo humano, así que le pregunté a Sakura que posara para mí; pero ella alegó que no podría quedarse quieta ni cinco minutos. - Sonrió de nuevo trazando el busto de su esposa. - Ya te imaginas que Ino se ofreció sin problema alguno.

» Nos quedamos de ver en mi casa dos días después. Yo preparaba mis pinturas cuando noté que Ino temblaba de pies a cabeza. Hasta ese momento, me percaté de que Ino se había desecho de su coleta y mantenía una mano en los botones de su blusa: creía que yo le iba a pedir que se desnudara. Le dije que no se moviera, que se quedara tal y como estaba... - Se quedó callado unos segundos, rememorando ese día. - No sé qué me pasó, pero ella, en esa posición, me regresó la inspiración que me había abandonado durante semanas. Cuando comencé a pintar, muchas veces sin despegar la mirada de ella, sentí una paz increíble, una paz que no había conseguido desde el momento en el que mi hermano se despidió de mí.

» Empezamos a salir después de eso. Claro, no era como tal un "salir-salir", ¿me entiendes? Yo le pedí que modelara para mí durante dos meses, hasta que ella me gritó que era mi novia y yo lo acepté. Más o menos por esa época fue lo de Toneri y todo eso.

Hizo una larga pausa, admirando el perfil de Ino mientras cocinaba. Mantenía los labios entreabiertos y la mirada concentrada completamente en la labor de sus manos. Sin importar cuántos años hubieran pasado de esa primera vez, Ino todavía le inspiraba paz.

- ¿Recuerdas que te hablé de razones? ¿Cuando te dije que siempre hay una razón para escoger a la persona perfecta para ti, Sasuke? - preguntó con una verdadera sonrisa en el rostro, sin dejar de mirar a Ino. Sasuke no respondió: claro que recordaba esa conversación. - Mi razón es esto, lo que Ino me regala cada vez que la pinto. Nadie, ni siquiera mi propio hijo, a quien amo demasiado, es capaz de transmitirme esto.

Sasuke observó a la pareja con un dejo de celos. Desde niño, había creído que Ino sólo era superficial, que no había nada en ella que valiera la pena; ella no era como Sakura. A sus ojos, nadie era como Sakura. Y ahora que la veía reflejada en las pupilas de Sai, comprendía el valor de cada persona vista por quien la ama. No pudo evitar preguntarse si alguna vez él había mirado de esa forma a Sakura, si pudo amarla con tanta pureza como Sai lo hacía con Ino. Y tampoco pudo evitar exteriorizar de manera inconsciente su pregunta.