Símbolo

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No habían hablado mucho sobre el futuro. Ni siquiera sabían exactamente cómo habían llegado hasta ahí, compartiendo algo que para ambos era un misterio y un descubrimiento constante. Sin embargo, era evidente, en las miradas que compartían en silencio, en los momentos de tranquilidad y en la complicidad que los unía, que había algo especial entre ellos, algo que no querían perder.

Esa tarde, en una pequeña tienda de antigüedades a la que Deathmask los había llevado por puro impulso, Aioria sintió que ese "algo" comenzaba a materializarse. Mientras Deathmask se entretenía mirando una colección de relojes antiguos, Aioria recorrió el lugar sin mucho interés, hasta que algo captó su atención: una pareja de anillos de plata, delicados y finamente grabados, casi ocultos entre otros objetos. La idea lo golpeó de improviso, algo que no había planeado ni considerado antes, pero en ese instante, sintió que aquellos anillos eran una especie de símbolo, un pequeño recordatorio de lo que había entre ellos.

Tomó los anillos en sus manos, dudando por un momento. Deathmask siempre tenía una actitud despreocupada y sarcástica, pero Aioria sabía que había algo más bajo esa fachada. Aún así, sintió que, por alguna razón, Deathmask entendería el significado sin necesidad de explicaciones.

Por puro impulso los compró. Mientras volvían a la calle, de vuelta al Santuario, Deathmask notó que Aioria tenía algo entre las manos.

—¿Qué es eso? —preguntó, con una ceja alzada y una expresión de curiosidad en el rostro.

Aioria vaciló un momento antes de decidirse a mostrarle los anillos. Estuvo sin decir nada por unos segundos. Finalmente, carraspeó, sintiendo un poco de nerviosismo, algo extraño en él.

—Pensé que… podríamos tener algo que simbolice lo que tenemos —dijo, intentando sonar casual aunque no pudo evitar que sus mejillas se sonrojaran levemente—. No es nada serio, solo… un recordatorio.

Por un momento, Deathmask lo miró en silencio, como si estuviera evaluando la propuesta. Luego, esbozó una sonrisa, pero no una de esas burlonas que solía usar; esta era una sonrisa sincera, cálida, y Aioria sintió cómo su propio nerviosismo se desvanecía al ver la aceptación en los ojos de él.

—Así que ahora  quieres ponerme una especie de "marca", ¿eh? —bromeó, aunque su voz sonaba suave, sin ninguna intención de burla—. Me gusta.

Deathmask tomó uno de los anillos y se lo colocó con calma en el dedo. Observó cómo la pieza encajaba perfectamente, como si siempre hubiera pertenecido allí. Luego, extendió su mano hacia Aioria, haciendo una leve inclinación con la cabeza en señal de "tu turno". Aioria tomó el otro anillo y, sin más preámbulos, se lo deslizó en el dedo, sintiendo una mezcla de emoción y tranquilidad.

Por un momento, ambos se quedaron en silencio, observando los anillos que ahora compartían, un pequeño símbolo de lo que sentían el uno por el otro. Sabían que no necesitaban palabras, que en aquellos gestos sencillos se encontraba todo lo que no solían decirse.

Deathmask entrelazó sus dedos con los de Aioria, levantando sus manos juntas para ver cómo los anillos brillaban con una luz tenue en sus dedos.

—Supongo que ahora sí tengo una excusa para aguantar tus locuras, ¿no? —dijo Deathmask, en tono de broma.

Aioria rió suavemente, apretando su mano.

—Entonces tendrás que aguantarme mucho tiempo.

Deathmask asintió, sin apartar la vista de sus dedos entrelazados.

—Eso espero, Aioria.

Flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora