𝐵𝓁𝓊𝑒 𝐿𝑜𝒸𝓀 𝒫𝓇𝒾𝓈𝑜𝓃 𝐵𝓁𝓊𝑒𝓈

𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 25: 𝑳𝒂𝒅𝒓𝒂𝒓 𝒍𝒂𝒅𝒓𝒂 𝒅𝒊𝒄𝒆 𝒆𝒍 𝒑𝒆𝒓𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓𝒗𝒊𝒄𝒊𝒐

XXV - Ladrar ladra dice el perro de servicio

Esa noche Yoichi vuelve a tener una pesadilla.

Es en el que vuelve a conducir el coche. El que tiene demasiadas marchas, y Yoichi no está seguro de cómo cambiar de una marcha a otra, o si incluso está usando la correcta. Está tan ocupado agonizando por los engranajes que no está mirando el camino por delante. El coche permanece en la carretera, una vez más conduciendo solo en su mayor parte, sólo que esta vez Yoichi puede sentir que el coche se desvía por la carretera, sin prestar especial atención a permanecer en el carril derecho.

Yoichi ya no está muy seguro de cuál es el carril derecho.

El engranaje está atascado en la segunda marcha. Yoichi quiere desesperadamente cambiarlo, necesita cambiar a la tercera marcha, pero no sabe cómo.

"No estás mirando el camino por delante", dice una voz desde el asiento trasero, pero Yoichi es incapaz de quitar los ojos de los engranajes. Quiere cambiar a la tercera marcha. "Deja de preocuparte por los engranajes. Olvídalos por completo. No los necesitas, solo mira el camino".

Esta vez, Yoichi levanta la cabeza para mirar por el espejo retrovisor, para ver quién le está hablando en el asiento trasero, pero no puede distinguir la cara. Solo una silueta oscura de un hombre sentado en el asiento directamente detrás del asiento del conductor, directamente detrás de Yoichi.

"No me mires a mí, mira la carretera. Anticípate a lo que viene a continuación. No te distraigas demasiado".

Yoichi quiere gritar que debería dejar de distraerlo entonces, pero no puede abrir la boca cuando se da cuenta de que la otra persona está en el asiento trasero, dejando vacío el asiento del medio. Yoichi tampoco puede ver su rostro, solo una silueta y una presencia que lo deja inquieto por alguna razón.

"Está bien, solo disfruta el viaje", anima el recién llegado a Yoichi, y aunque Yoichi no puede ver su rostro o sus rasgos, se imagina una sonrisa maníaca en su rostro mientras un chorro de risas agudas suena a través del auto. "Puedes soltar el volante. Ya no se puede cambiar la dirección".

"Solo mantén la vista hacia adelante. Ignora todo lo demás".

"No te olvides de mirar hacia atrás. Cambia. Es posible que te hayas perdido algo importante, ¡no sabrás qué a menos que te des la vuelta!"

Las dos voces siguen dándole consejos contradictorios, hablando entre sí, levantando la voz para ser la que está siendo escuchada, y al final sus voces se confunden y Yoichi no puede decir quién está dando qué consejo.

"¡Solo escúchame!"

Yoichi quiere gritarles, que se callen para poder pensar, para que pueda averiguar qué está pasando y cómo conducir este coche abandonado por Dios. Pero no puede sacar las palabras de su boca, y el único ruido que es capaz de producir es una hiperventilación histérica y de pánico.

"No hay necesidad de que pienses. Todo el pensamiento ya está hecho. Solo tienes que escucharme ". Ambas voces hablan en perfecta sincronización esta vez.

El coche todavía está en movimiento, acelerando constantemente su ritmo, cuando una mano se coloca en el muslo de Yoichi, lo que hace que Yoichi mueva la cabeza para mirar a la persona sentada en el asiento del pasajero. Para sorpresa de nadie, Yoichi tampoco puede descifrar su rostro, una niebla oscura y brumosa cubre las características más cruciales, pero cuando sus ojos se encuentran, Yoichi jura que ve verde azulado .