¡Volvimos!
Este capítulo, y el siguiente, será ilustrativo en cuando a los preparativos de guerra de ambos bandos, Grises y Naranjas.
-X-
Harry XLI.
En la habitación más alta del Torreón de Maegor, Harry encontró a Myranda, envuelta en la oscuridad.
Las cortinas que rodeaban su lecho estaban corridas, y según le contaban los sirvientes, se dormía y despertaba al instante, sollozando. Cuando no podía dormir, se quedaba tumbada bajo las mantas, temblando de pena. Le llevaban la comida, pero nadie había conseguido que probase más que unos pocos bocados. Tenía la cara hinchada y magullada, y los ojos enrojecidos por las lágrimas. El labio inferior estaba roto por tanto morderlo, y llevaba la ropa sucia y desgarrada.
-Oh, Myranda, mi dulce sobrina-dijo Harry, sentándose junto a ella en la cama-. Ven aquí.
Pero Myranda solo soltó un sollozo en seco y se alejó, hasta el otro extremo del lecho.
-Fue horrible-dijo con voz temblorosa-. Que los dioses del bosque nos tengan piedad, tío, fue... fue...-Se derrumbó entre sollozos; le temblaba todo el cuerpo.
Harry le ofreció una copa de vino para calmarla, y cuando fue rechazo, tuvo que recurrir a la magia... y se arrepintió al instante.
La mente de Myranda se había quebrado por completo. Los últimos días dormía aletargada, con pesadillas y un recuerdo que se revivía una y otra vez, y despertaba más cansada que antes. La pesadilla siempre era la misma, y Lyanna estaba en ella. Harry ahogo un sollozo en seco al ver toda la escena en la mente de Myranda, a Varys con el cuchillo de plata y su silbido, los niños adelantándose con puñales, Lyanna empujando a varios de ellos en un intento de huir, y también el momento... el momento en que... Harry trato de cortar la conexión con la mente de Myranda, escapar de sus recuerdos; pero al final se quedó, le debía eso a su hermana, sentía ganas de vomitar y apenas retuvo el sollozo atrapado en su pecho. ¿Quién gritaba, Lyanna o Myranda? Ambas, quizá, y Varys sonreía, había sonreído con alegría mientras la sangre de una Reina regaba el suelo de piedra.
«Ese eunuco sonreía mientras la vida se escapaba de tu cuerpo, hermana», se dijo, y prometió darle a Varys todo la furia del invierno. Pero en la mente de Myranda vio más que eso, también vio como la idea de tirarse por la ventana se le había cruzado por la cabeza, para poner fin a su sufrimiento. Su cuerpo, roto e inocente, quedaría tendido en las losas del patio, para dolor y desesperación de la familia que tanto la había amado. La noche anterior incluso había el dormitorio y abrió la ventana... pero se asustó tanto por los sonidos del exterior, que corrió a refugiarse entre sus sabanas.
Joanna la visitaba todos los días, varias veces al día, según le conto, pero jamás lograba tener una conversación demasiado larga con ella. El maestre Luwin, que estaba reemplazando a Pycelle, le estaba dando una pócima de aguamiel y hierbas, lo único que la ayudaba a calmarse más o menos.
-Tranquila, hija, tranquila-murmuro Harry, encontrando de alguna manera fuerza dentro de sí para decir aquellas palabras. «Si me permito ser débil ahora, estoy acabado»-. Estas a salvo.
-La Reina fue v-v-valiente. Mantuvo la calma en todo m-momento, pero Varys es pura ponzoña.
-No te preocupes por eso, no hace falta que digas nada.
«Tres muertes más conocerás... Una por miedo, y las otras dos, por la codicia». ¿La de Lyanna había sido por miedo? ¿O quizá por codicia? Tal vez Varys no temía a la magia, solo eran pretextos inútiles, y solo esperaba seguir siendo un poder en la sombra, bajo un rey influenciable. Aemon jamás se lo habría permitido, era muy fuerte; Aegon, no. Al eunuco le había servido bajo los reinados de Aerys y Rhaegar ese mismo estratagema.

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Se Acerca el Invierno
FanfictionHarry Potter dejo este mundo..., pero como el Amo de la Muerte, tiene deberes que cumplir. Y los Siete Reinos de Poniente lo necesitan ahora, al ver que el Enemigo llega desde las Tierras del Eterno Invierno. Deberá sobrevivir al Juego de Tronos y g...