La Batalla del Fuego.

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¡Buenaaas! Por acá les traigo la primera batalla entre dragones, de esta Danza.

Espero les guste.

-X-

Harry XLIII.

La última vez que había estado en Poza de la Doncella, había sido hacía casi veinte años, y en aquella ocasión, la Casa Mooton era aliada de la Casa Stark, así que eran términos muy distintos, todo vibraba de vida y colores. En aquella ocasión, había un silencio casi espectral. Los mercados estaban cerrados y había carromatos llenos de cadáveres. Con excepción de unos pocos edificios quemados y de las murallas, Poza de la Doncella había permanecido en su mayoría intacta tras la breve batalla, con excepción de los septos, que habían sido saqueados y destruidos. Los lugareños permanecían en sus casas, así que las calles estaban repletas de soldados de Stark, y poco más.

-Fue una imbecilidad que Lord Mooton se nos resistiese-declaro la Princesa Visenya.

-No tanto-replico Harry de forma distraída, mientras cabalgaban hacía la zona del puerto-. Los hombres de Mooton eran menos, cierto, pero no tenía por qué salir a luchar. Poza de la Doncella es una muy bien abastecida y defendida ciudad, la cual podría ser abastecida desde el mar, sin que nosotros pudiésemos evitarlo, porque no tenemos una flota. Tal vez por eso desistió de mi ofrecimiento de rendición al principio-Harry lo considero con cierta diversión-. Quizá pensó que podría enviar un pájaro a Rocadragón, y que Rhaenys Targaryen acudiría en su auxilio.

En cualquier caso, no tenía importancia. Mooton había confiado en sus soldados y sus murallas, sin advertir de la presencia de Visenya y Fuegoscuro, y cuando la princesa descendió de los cielos sobre su montura, la rendición de la Casa Mooton fue instantánea.

«Lo cierto es que Lord Mooton no se parece en nada a su hermano». Ser Myles era un traidor, sí, pero era valiente y fuerte.

El sol estaba oculto a medias tras un banco de nubes llegaron ante el puerto, con la bahía más allá. Harry había ordenado quemar los estandartes de Aegon Targaryen, un cuartelado con el dragón Targaryen, el sol y la lanza Martell, y la rosa dorada Tyrell, para ser reemplazados por los de Aemon, el dragón de tres cabezas Targaryen, pero gris y blanco. En todas partes se veía la trucha de Lady Catelyn y los Tully, pero del salmón rojo de la Casa Mooton no había ni rastro.

«Eso está bien, que no olviden que traicionaron a sus señores de Aguadulces».

Lord Mooton estaba en el mercado del pescado, aguardándolo junto a su hija y heredera, Eleanor. Mooton era un hombre pálido, blando, carnoso, vestido con casaca blanca y calzones rojos, la capa de armiño sujeta en el hombro con un broche de oro rojo en forma de salmón. Lady Eleanor iba con vestido de seda y forro de terciopelo, y se retorcía las manos con ansiedad. Era una mujer muy bien parecida.

-Lord Mooton...-dijo Lord Stark-. Lady Eleanor.

-Lord Mano-murmuro la dama, y se reverencio-. Alteza.

Visenya no dijo nada. Mooton se relamió los labios y aguardo en silencio.

-Lady Catelyn Tully fue y es una vieja y leal amiga del Rey Aemon, así que todos esperamos que sus vasallos fuesen igual de leales que ella. Es decepcionante, pero no nos lamentaremos. Lucharon tan bien como era de esperar, dadas las circunstancias, por breve que fuese su lucha. ¿Están preparados para arrodillarse y jurar lealtad al legítimo Rey?

Lady Eleanor titubeo.

-¿Se nos perdonara la vida?

-Sí, pero que quede claro que no los dejo libres-replico Harry, y se volvió hacía Lady Eleanor-. Su esposo, Ser Patrek Mallister, juro lealtad al Rey Aemon y permaneció fiel a Lady Catelyn. Él se mantuvo leal a su Casa, y usted hizo lo mismo, mi señora, pero mientras que él será recompensado, usted y los suyos tendrán que enfrentar un castigo por su rebeldía. Y es solo por ese matrimonio con los Mallister, viejos amigos y aliados míos, que no pondré la cabeza de ambos en picas sobre las murallas de su castillo.

Se Acerca el InviernoWhere stories live. Discover now