Capítulo 35.

520 37 12
                                    

  Capítulo 35 

Había una vez, una chica que se encontró a un hombre de otro planeta; totalmentedistinto al planeta de ella. Dos mundos diferentes de una esquina a la otra. La chicacaía enamorada por él. Pero eran planetas diferentes, con costumbres diferentes,con gente diferente. Con sentimientos diferentes. 

Había una vez una chica que se rindió, aún cuando los sentimientos estaban vivosdentro de ella. Siguió queriéndolo, pero ahora sin ninguna esperanza. Un amor sinfuturo, un amor vacío. Había una vez un chico que jamás la notaría porque eran deplanetas diferentes...*

 Los miraba por la ventana de la recámara de la pequeña Sophie; nadaban juntos yreían. Y se divertían. Y Harry se notaba feliz, por primera vez en toda mi estancia enesta mansión. Me llenaba de una felicidad ver que Harry sonriera de par en par. Erafantástico verlo feliz, aún cuando no fuera por mi causa, yo estoy contenta. Mebasta con lo que tengo. Había perdido esperanza alguna de que él me reconociera.La Sra. Roberts me lo había explicado bien aquel día en lo sucedido con la prima deHarry.

—Hay posibilidades. Tanto positivas como negativas, chica. Pero abundan lasnegativas. Harry y su familia son de una sociedad diferente a la nuestra. Nosotros yellos vivimos en mundos totalmente diferentes. No podemos ser como ellos, ni elloscomo nosotros. Sólo debemos mantener nuestra distancia para no salir lastimados.Y si entre el joven Harry y tú surgiera algo, jamás llegarían a complementarse. El estáacostumbrado a otras cusas, tú también a otras. A él le gusta ir a restaurantes decien dólares en adelante. A nosotros nos gusta comer en familia en casa. Así somosnosotros, cariño, así somos los pobres. Aún así, ten fe.   

  Aunque es claro que mi fe se acabaría. Aún así, la Sra. Roberts tenía razón. Éramosde mundos diferentes. Jamás podría ser.Ahora, lo que quiero es que Harry se libere de sus miedos. No me importa si no mequiere, si me odia, si jamás me reconozca. Quiero que sea libre, que pueda ver a sumundo con otra mirada. Que realmente valore un poco la vida. Mi misión seguía enpie, aunque mi esperanza ya estuviera debajo del suelo. 

—¿Selena? ¿Qué haces aquí? —aún seguía un poco enojado por aquella vez. Tal vez laalimaña aquella seguía metiéndole sisaña al estúpido cerebro de Harry. Y susresultados parecían ser fructíferos. Se había puesto la camisa y llevaba losbermudas mojados. 

— ¿Pues qué más voy a estar haciendo en tu estúpido cuarto? Siguiendo con elproyecto. Ya casi termino el reporte. —dije escribiendo en la Mac. Que por ciertoadoraba esas máquinas, son tan rápidas. Yo sólo tengo una que parece dinosauriode hace un millón de años; cuadrada y enorme, lenta y con un rotulador bueno paranada. 

—Te he dicho que hoy no. Mañana seguimos. Quizá. —dijo secándose el cabello conla toalla. 

— ¿Quizá? ¡Por Dios! ¡Llevamos casi una semana sin avanzar en nada! ¿Qué crees?¿Qué esto es un juego? ¿Ya olvidaste que vamos a hacer? ¡Esto depende de laeconomía de la empresa de tu padre! ¡Y si esta fracasa tú caerás en las ruinas! —dijefrustrada. 

—Ya estoy en las ruinas desde siempre, no me vengas con eso. —Me quedéanonadada— pero está bien, le diré a mi prima que nos vemos luego. 

Salió un momento y después comenzamos a trabajar.Ayer fue mi último día en el curso que estaba inscrita. Me han enseñado tanto enuna semana que me he quedado en shock de demasiada información. Ahora, yasabía porque sufría este trastorno Harry, como manejar un ataque de agorafobia ycomo evitarlos. ¡Hasta como controlarlos! Era fascinante.—terminé. —me levanté en seco y Harry me miró.} 

— ¿Qué? 

—Que me voy. 

— ¿Piensas dejarme hacerlo sólo? ¿Estas locas? Esto es en grupo, como dijo mipadre... 

—Sí, sí, sí. Pero yo ya he hecho lo que me tocaba. Te toca hacer lo tuyo. Te veo en unrato. 

Y me salí sin más. Triunfante, pero perdedora. 

Cuando entré a la cocina, el chico nuevo y Uriah reían y platicaban. 

—¿Uriah? —me miraron serios y se separaron de lo cerca que estaban. 

—He...este...__.. Yo...poder...creía...—seguía sin entender casi nada, perocomenzaba a aprender más o menos. 

—¿Te la estás ligando? —fulminé al chico con la mirada. 

—¡No! —respondió— Nosotros somos... 

—Herrrrrrmanos. —alcanzó a decir.¿Hermanos? Hasta ahora me había fijado que él y Uriah tenían un tremendoparecido; cabello rubio, ojos de color, esa sonrisa tímida. ¡Jamás se me habríapasado por la cabeza que ellos dos fueran hermanos! 

—¡Oh Dios! —dije contenta— debo decírselo a la Sra. Roberts, seguro se pondrá... 

—¡No! —sacó de golpe su hermano— no le digas. 

—¡No le digas, __., por favor! Yo soy...inmigrante. Al igual que mi hermano. Y a mihermano lo han deportado dos veces, es algo buscado por las autoridades, aunqueél nunca ha hecho nada. ¿Cierto, Rajh? 

—Oh...ok. No diré nada. Pero no creo que la sra. Roberts diga algo, aunque estábien. —suspiré. Me pregunto cómo se vino de contrabando desde Rusia hasta acá.— Espera —me sorprendí— ¿No te llamabas Carter Frederick? 

—Mmm...no. Es mi seudónimo. Para que no me cachen. Yo no he podido conseguirpapeles, aunque llevo más de nueve años aquí. Pero soy Rajh —sonrió. 

—Oh...Rajh. Interesante nombre. Suena Marroquín. —mascullé. 

—Mis padres vivieron ahí por largo tiempo, en Marruecos, mientras estaba laguerrilla de Rusia contra Israel... ¿O era Polonia? No recuerdo, pero ahí decidieronque para su primogénito hijo varón le pondrían Rajh, creo que en árabe significa'Fuerza y persistencia' o algo así. 

—Ya veo. —dije interesada— Pero...tengo otra duda más. Hablas muy bien el inglés.Se te entiende a la perfección. Casi como el nativo. Pero ¿por qué a Uriah no? 

—Mmm...bueno, ella...—le interrumpió la chica pequeña. 

—Yo me venir hace uno año...Pero yo estaba en cuarto escondido con latinosinmigra...inmigra...in-mi-gran-tes.Porque era temporada donde yanquis...—no memolestaba que nos dijeran así. Era algo chistoso— yanquis atrapaban nosotros...Apenas me dejó trabajar en gran casa para ustedes. No...con ustedes. —sonrió. 

—¡Has mejorado! —dijo Rajh— aún así tu inglés es fatal. ¿Quién te enseña? 

—No entiendo bien, Rajh... Di en ruso. —frunció el ceño Uriah.Rajh lo volvió a decir en ruso (o eso parecía, porque lo único que entendía de suplática era 'inglés'). 

—Selena y Sra. Roberts ayudanme.... 

—se dice 'me ayudan.' —corrigió Rajh. 

—Lo que sea. 

—Bien chicos...Prometo no decir nada —sonreí— Pero me voy. Me voy al trabajo.¡Nos vemos más tarde! 

Caminé hacia afuera, por la piscina. Y se encontraba ahí la bruja. 

—¡Hola, sirvientita! —sonrió. 

—¿Qué desea?—Que te alejes de Harry. 

—¿Eh? ¿Qué dices? 

—Lo que has oído. 

—Lo siento...Pero es técnicamente mi jefe. No es porque yo quiera estar con él. —Mentira— lo odio —Menti...Bueno, en parte es verdad. 

—Sólo aléjate. Gata asquerosa. —el mismo insulto que me dice Harry. 

—Si tanto te gusta, sólo díselo...—articulé. 

—¿Q...ué? ¿Cómo lo sabes? —Allison palideció.     

Dangerous |Harlena| »Adaptación« |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora